Ginebra.- Al corte de este 29 de julio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó 16 millones 558 mil 289 casos acumulados y 656 mil 93 fallecimientos por COVID-19, principalmente en América.
Este miércoles, el continente americano suma 8 millones 840 mil 524 casos y 342 mil 635 muertes, siendo Estados Unidos, Brasil y México los países que concentran más casos y muertes.
Por número de casos, Estados Unidos ya reúne 4 millones 263 mil 531, Brasil 2 millones 442 mil 375, India un millón 531 mil 669, Rusia 828 mil 990, Sudáfrica 459 mil 761, México 395 mil 489, 389 mil 717, Chile 349 mil 800, Reino Unido 300 mil 696 e Irán 286 mil 273.
Por muertes acumuladas, Estados Unidos suma 147 mil 449, Brasil 87 mil 618, Reino Unido 45 mil 878, México 44 mil 22, Italia 35 mil 123, India 34 mil 193, Francia 30 mil 105, España 28 mil 436, Perú 18 mil 418 e Irán 16 mil 147.
El mundo no reaccionó a tiempo y con fuerza: OMS
El mundo no reaccionó lo suficientemente rápido cuando la Organización Mundial de la Salud anunció la Emergencia Sanitaria de Preocupación Internacional por el COVID-19 el 31 de enero, aseguró Michael Ryan, director de emergencias de la OMS este miércoles.
En una conversación en las redes sociales de la Organización, Michael Ryan dijo que se debe revisar por qué el mundo no reaccionó con fuerza ante la declaración, que era una llamada clara a la acción.
“Es esencialmente decirle al mundo: “esto es una emergencia, pero le estamos dando un estatus completamente diferente, estamos diciendo que colectivamente esto representa una amenaza para el mundo. Esto debería haber generado una respuesta masiva, y en este caso lo vimos de algún modo, pero tengo que decir que la respuesta general fue menos de lo que debió ser”.
Ryan agregó que hay que revisar si se perdió tiempo para escalar la respuesta en ese punto.
“Teníamos menos de cien casos fuera de China y ninguna muerte, y miren donde estamos ahora. Tenemos que identificar las oportunidades que se perdieron para contener la enfermedad”, enfatizó.
Ryan explicó que mucho de lo contenido en el Reglamento Sanitario Internacional desde antes del COVID-19 tiene que ver con prevención, y que hay compromisos ya establecidos de cada país para mejorar sus sistemas.
“Otra lección de esta pandemia es que no todos los países estaban listos, de hecho, muy pocos países estaban listos para lidiar con esta escala de la emergencia. Cuando esto termine tenemos que sentarnos y no solo mirar cómo coordinamos internacionalmente, sino también cómo se prepararon los gobiernos. Pasamos mucho tiempo protegiendo las fronteras de invasores, pero tal vez tendríamos que pasar más tiempo protegiendo nuestros sistemas de salud contra las pandemias”, dijo.
Hambre aumenta en América Latina
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) advirtió que el hambre y la inseguridad alimentaria van en aumento en América Latina, creando un ambiente propicio para los conflictos y la emigración de su población más vulnerable a menos que se tomen provisiones urgentes.
Los países latinoamericanos tienen problemas como la falta de seguridad alimentaria ya existente en ciertas regiones, la fragilidad de las economías, la desigualdad profunda y la implacable temporada de huracanes que cada año azota a varias naciones.
A estos flagelos se ha sumado la llegada del COVID-19, que se ha propagado convirtiendo a la región en la más impactada del mundo hasta el momento por el COVID-19, con más de una cuarta parte de los casos registrados a nivel mundial.
“Tenemos que actuar ahora y debemos ser inteligentes. No se puede atender sólo el COVID-19 o sólo el hambre. Se deben abordar juntos. Si lo hacemos bien, podemos salvar vidas. Si no lo hacemos bien, la gente morirá”, aseveró David Beasley, director ejecutivo de la PMA.
El Programa apoya a la región con diversas estrategias de distribución de alimentos, pero necesita con urgencia 328 millones de dólares en fondos para continuar sus operaciones de alivio a la población.
La agencia estimó que América latina y el Caribe verán un aumento del 269 por ciento en el número de personas en situación de inseguridad alimentaria grave durante los próximos meses, es decir, que 16 millones de personas en la región no tendrán la certeza de comer al día siguiente. En 2019, esa cantidad llegaba a 4.3 millones.
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