2021: MONEDA EN EL AIRE

TAREA PUBLICA

Por: Carlos OROZCO GALEANA

Aunque se diga que la sucesión colimense no se está fraguando, la verdad es que hay un ambiente soterrado de duelos políticos de cara a la lucha por las posiciones electorales que jugarán en el 2021, actividades comunitarias para ganar simpatías y negociaciones entre aspirantes.

Ya están operando quienes tienen habilidades para dañar a sus potenciales competidores con latigazos morales, con expedientes judiciales o con escándalos en redes sociales. No habrá cuartel para nadie dentro de poco tiempo.

El asunto Altozano, espada de Damocles sobre Indira Vizcaíno, la irrupción de un jugador que va muy en serio y crecientemente aceptado como Leoncio Morán, la determinación y la fortaleza costeña de Virgilio Mendoza, la testarudez inexplicable de Jorge Luis Preciado, que volverá a perder, el dinamismo y presencia constante de Claudia Yáñez, el enfrentamiento de una fracción importante del congreso con la Universidad de Colima y los movimientos de quienes se sienten con arrestos para pelear por la gubernatura y que tejen alianzas desde hoy, dan pauta para afirmar que la sucesión de Nacho Peralta comenzó nomás iniciado este año.

El lector recordará cómo en la sucesión pasada se apretó la decisión electoral con dos contrincantes. El derrotado, supo vender el discurso de la corrupción y a punto estuvo de ganarle al Pri. Se llegó luego a la anulación y luego a una segunda elección con la intervención de la maquinaria del Pri nacional para ganar. Colima estuvo en el centro nacional por lo cerrado de la contienda y porque el posterior ganador guardaba una estrecha relación con el círculo más cercano al presidente Enrique Peña Nieto. El sacrificado en esta nominación fue precisamente Rogelio Rueda.

El proceso sucesorio pinta muy complejo. Pudiera definirse por anticipado con la fuerte candidatura de Morena, pero en política nada está escrito y puede pasar que varios aspirantes hagan a un lado sus egos y formalicen un frente contra ese gran Movimiento, lo que ocurriría si se hacen a un lado los que no tengan opción de ganar y se sumen a ese proyecto alternativo a Morena. Será importante ver quien sobrevivirá del canibalismo que ahí se manifiesta con toda crudeza.

El presidente López Obrador, que no gusta perder ni a las canicas, apostará fuerte por su candidato (a) a gobernador, y estará en su papel. Quiere inaugurar la alternancia aquí, pero los colimenses son muy inteligentes y votarán la opción que más les convenza al margen de lo que él quiera. Hoy su Movimiento aparece con ventaja, pero como hay puros generales y generalas ahí todo puede ocurrir. Y no se de por muerto al Pri, en política no hay cadáveres, sobre todo si acierta con su precandidata Mely Romero.

Dese por descontado el “TOCAMLO”, todos contra Amlo, centralismo contra localismo. Los colimenses han rechazado históricamente las decisiones cupulares, el centralismo depredador y abusivo; el caso emblemático fue el de Socorro Díaz, la colimense que arropó Carlos Salinas de Gortari y que jamás supo porqué la rechazaron los colimenses. Si los colimenses se sienten heridos por el dedazo presidencial, crecerá y podría ganar la opción muy local.

La dinámica de competencia puede originar dos frentes: el de Colima /Villa de Alvarez, con un candidato como Leoncio Morán y otro Manzanillo/Armería, liderado por Virgilio Mendoza. Si ambos, con sus estrategias saben vincularse con los electores en 2020, serán dos políticos capaces de dar pelea a Morena por la gubernatura.

En lo que atañe a Morena, terminarán hechos trizas sus aspirantes. Ya casi lo lograron. Algunos de los interesados en la nominación han afirmado que se opondrán a Indira, como Graciela Valencia, Griselda Martínez, Claudia Yáñez, Joel Padilla y otros cuadros morenistas que si la reconocen pero como perredista. Empero, ella los aventaja de momento.

Colima requiere un buen gobernador (a), no cabe duda. Un proyecto político unificador, pacifista, progresista, que respete a los gobernados con actos transparentes. Que no fomente ni tolere la corrupción y menos aún que la promueva subrepticiamente. Queremos un gobernador que llegue pobre ( es un decir) y que salga igual al terminar, nada más con el beneficio de su sueldo acumulado. Y que después no haga la competencia con lo mal obtenido a verdaderos y esforzados empresarios.

Queremos un gobernante visionario, honesto, partidario de la justicia y el orden, que tenga la gran cualidad de escuchar y salga de su cómodo y grosero palacete que a todos nos cuesta. ¿ Por qué no lo rifamos ? Podemos exigirle también al siguiente gobernador (a), que venda tal sede fastuosa, costosa y fantasmal ( se dice que alberga fantasmas, y ni así se quieren salir) .

Que gobierne para todos y no solo a favor de sus amigotes y socios, simpatizantes o aliados partidistas. Y que tenga corazón, mucho corazón para impulsar la igualdad y la solidaridad entre todos.  ¿ Habrá alguno de entre todos (as) los aspirantes que se mencionan alguien con ese perfil ?