Los líderes de Alemania y Francia tienen previsto llevar el viernes sus propuestas de paz a Moscú, en la segunda parte de una iniciativa que busca poner fin al conflicto en Ucrania, en el que han muerto ya más de 5.000 personas.
El planeado viaje de la canciller Angela Merkel y del presidente Francois Hollande para entrevistarse con el ruso Vladimir Putin se producirá tras cinco horas de conversaciones el día anterior con el líder ucraniano, Petro Poroshenko, en Kiev.
De regreso momentáneo a sus respectivas capitales, Hollande dijo que las conversaciones eran «el primer paso», mientras Merkel dijo que no está claro si la reunión en Moscú podrá garantizar un alto el fuego.
Su iniciativa llega tras los duros combates y los recientes avances territoriales logrados en el este de Ucrania por los separatistas prorrusos, a pesar de la tregua acordada en Bielorrusia en septiembre.
El Ejército ucraniano reportó la muerte de dos soldados más en las últimas 24 horas en el este, además de 26 heridos.
La creciente presión militar está afectando a la economía ucraniana y abrió un debate sobre la posibilidad de que Estados Unidos suministre armas de Kiev.
Merkel dijo que Hollande y ella no son mediadores neutrales, sino que representan a los intereses europeos. «Estos intereses son la paz, mantener el orden pacífico de Europa».
Un comunicado en la página web de Poroshenko aseguró que las partes expresaron la esperanza de que «Rusia tenga interés en» un acuerdo pacífico para acabar con el conflicto.
El hundimiento de la moneda ucraniana, la grivna, subrayó la importancia de lograr un acuerdo. El jueves perdió cerca de un tercio de su valor, después de que el banco central detuvo las subastas diarias en la que vendía divisas a los bancos.
En lo que respecta a Moscú, el embajador ruso en Francia, Alexander Orlov, dijo a la radio Europe 1 que existe una necesidad urgente de evitar la guerra.
«No diría que esta reunión es la última oportunidad, pero no está lejos», afirmó.
El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, de visita en Bruselas, aseguró que su país y Europa «deben estar juntos y firmes en este momento. No podemos permitir que Rusia redibuje el mapa de Europa, que es exactamente lo que está haciendo».
No hizo ninguna mención a la posibilidad de que Estados Unidos entregue armas a Ucrania para combatir a los separatistas, algo que muchos líderes europeos temen podría provocar una escalada del conflicto.
Preguntado a este respecto por Europe 1, el embajador Orlov dijo que «no nos da miedo, pero sería una locura, como echar aceite en el fuego».
Sobre el terreno, los rebeldes se están concentrando en Debaltseve, un centro ferroviario al noreste de la ciudad principal de Donetsk, donde resiste una guarnición de fuerzas gubernamentales pese a estar casi rodeada.
El viernes parecía que había entrado en vigor una tregua temporal en la población, ya que pudieron verse caravanas de autobuses llegando desde las dos partes enfrentadas para permitir la evacuación de los civiles.
Un corresponsal de Reuters que llegó a Debaltseve con el convoy rebelde de autobuses vio muchas casas con impactos de metralla y agujeros de proyectiles.
En el norte de la ciudad se escuchaban sonidos esporádicos de artillería en la distancia, los únicos signos de combate que se percibían.