Colima.- Mientras que a nivel nacional las mujeres constituyen el 37.8 por ciento de los trabajadores por su cuenta, en Colima la cifra es de 52.1 por ciento; es decir, hay más mujeres que hombres trabajando en negocios propios, de acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) del gobierno federal.
El documento “Colima en el contexto laboral nacional”, con cifras hasta el primer trimestre de 2015, revela que en Colima hay 54 mil 597 personas que cubren los criterios para ser consideradas como trabajadoras por su cuenta, más de la mitad son mujeres.
En el rubro de trabajadores asalariados, la participación de las mujeres es menor, pues constituye el 39.9 por ciento de este sector, constituido en Colima por 248 mil 083 personas; a nivel nacional, las mujeres componen el 37.6 por ciento de esa población.
Dinorah Aguirre participa en ambos sectores: en el de trabajadores asalariados y en el de trabajadores por su cuenta. En entrevista con AFmedios, refiere que su aspiración es dedicarse de lleno a su negocio, un establecimiento de masoterapia (la búsqueda del bienestar a través del masaje, explica), que abrió hace dos años, pero dar el salto definitivo a esta actividad de tiempo completo le ha supuesto, al menos, dos retos. El primero, la falta de financiamiento.
“Yo no he podido dar el gran paso de depender totalmente de mi microempresa, ya que no cuento con todas las herramientas necesarias para poder ofrecer los servicios de belleza que se tienen previstos. No fluye la información de los financiamientos. Es complicado acceder a las herramientas o a los créditos para hacerte con el total de lo que necesitan”.
Esta microempresaria, quien durante las mañanas trabaja en una empresa inmobiliaria, pide que se mejore la comunicación respecto a los fondos estatales y federales que existen para acceder a créditos y otros apoyos para las emprendedoras.
El segundo reto es de índole personal.
“Lo más complicado con lo que le ha tocado lidiar es de dónde pueden estar los hijos. La paternidad y maternidad es guiar a nuestros hijos y tenerlos cerca, pero en una realidad como la nuestra, la mujer se ve en la necesidad de dejar a los hijos, y no hay sitios seguros y eficientes para que los niños mayores de cuatro años puedan tener una estancia o un centro de actividades”.
Enfática, sostiene que las actividades actuales para niños no son compatibles con la actividad económica de las mujeres, ya sean empresarias o empleadas.
“Es el principal obstáculo, porque uno quisiera tener la oportunidad de tiempo, de que asistan a actividades culturales y deportivas, pero los horarios no se prestan para una madre empresaria o trabajadora”.
En verano, agrega, lleva a sus hijos a cursos de esta temporada, y por la tarde la acompañan en el resto de sus actividades laborales.
Y si bien no ha supuesto un obstáculo directo para ella y su familia, el machismo latente cuestiona su desarrollo económico.
“Aunque en el caso de mi familia, las actividades de maternidad y paternidad son absolutamente compartidos, en muchos casos socialmente es muy mal visto que algunas cuestiones sean llevadas por los papás, la sociedad lo recrimina”.
Aguirre refiere que debido a su trabajo no puede pasar por mis hijos a la escuela ni cocinar, y que quien realiza esa labor es su esposo.
“Va por ellos, cocina, comen juntos, además de otras actividades, como iniciar con las labores escolares. En la vida en mi familia no hay complicación o que se me deleguen todas las responsabilidades de la educación, pero la sociedad lo ve mal, se levantan algunas cejas cuando la gente se entera (…) como si no fuera algo correcto. Y como mi trabajo tiene que ver con tener contacto físico con las personas, esto se malinterpreta y me preguntan: ‘¿Y tu marido te deja?’. ¿Y tu marido no se molesta?’”.
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