Tres alumnas y un profesor de la Escuela de Artes Visuales de la Universidad de Colima fueron los autores del mural “Viaje azul”, inaugurado la mañana de este jueves en el área oncopediátrica del Instituto Estatal de Cancerología (IEC) y que tiene como objetivo transmitirles tranquilidad, de forma lúdica, a los niños que allí reciben su quimioterapia.
Las alumnas son Jazmín Preciado, Andrea Valdivia y Daniela Sánchez así como el maestro Joel Alcázar, y el mural fue posible gracias al trabajo conjunto de la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC), delegación Colima, el IEC y la Universidad de Colima a través la Escuela de Artes Visuales y del Centro de Desarrollo de la Familia Universitaria (Cedefu), que dirige Alicia López de Hernández.
En la inauguración, realizada a la una de la tarde, Ana Cristina Fernández Ochoa, presidenta de AMANC-Colima, agradeció el apoyo de la UdeC y en especial de la señora Alicia López de Hernández, “quien les ha transmitido su sensibilidad a los estudiantes para que puedan lograrse cosas muy bonitas en este Instituto de Cancerología”.
También agradeció a quienes financiaron los insumos para pintar el mural: Claudio E. Cárdenas, Luis de la Torre, Guillermo Castañeda, Gontrán Pérez y Cecilia Mendoza.
En su intervención, Alicia López de Hernández destacó la sensibilidad, tanto del maestro Mario Rendón, coordinador de Artes Visuales, como de los jóvenes artistas, por trabajar en beneficio de los niños y las niñas. Dijo también que el proyecto es valioso “por vincular la academia con la realidad social”, y que este trabajo artístico había vuelto a los estudiantes “más fuertes, más creativos y mejores ciudadanos, al iluminar este espacio de vida”.
Claudia Torres Lepe, quien asistió en representación del secretario de Salud en el Estado, Agustín Lara Esqueda, emocionada, agradeció el apoyo de la UdeC y destacó la calidez y el entorno agradable del IEC. Dijo que este trabajo, “en el que se involucra a los jóvenes con la sociedad, les da otra perspectiva como seres humanos y les hace sentir más amor por su trabajo”.
Añadió que con este mural “los jóvenes artistas han logrado desarrollar entornos saludables con su obra, lo que favorece un pensamiento positivo y que los niños puedan salir adelante, algo que resulta muy beneficioso”.
Xóchitl Gabriela Briceño Gómez, directora del IEC, dijo que ésta no es la primera colaboración que realiza este Instituto con la Universidad, que ya hay convenios firmados como el de la donación de sangre en un programa llamado “Padrinos de vida” y el de las taparroscas, “donde nos apoyan con recursos económicos para la compra de medicamentos en pacientes de área terminal en área de cuidados paliativos, y ahora este mural”.
El mural, en tonos azules, ocupa una pared de 20 metros de largo por tres de alto. En él hay sillones y monitores donde se les aplica a las niñas y los niños su quimioterapia. Es un espacio donde también hay juguetes, radio, televisión.
López de Hernández explicó que este trabajo es parte del eje de corresponsabilidad social; “los estudiantes necesitaban un escenario donde aplicar sus conocimientos, pero también donde poner su sensibilidad, y esta vinculación de la academia con la sociedad está dando los espacios necesarios. Dicen las chicas que cambió su proyecto de vida luego de pintar este mural, su perspectiva, y les emocionó lograr ese contacto con niños a través de su obra”.
El mural se llama “Viaje azul” en alusión a lo que los médicos les dicen a las y los niños cuando reciben su tratamiento: “respira azul y exhala gris”. En él, los jóvenes artistas pintaron un mar azul donde aparecen figuras como un oso de peluche, una medalla que se les pone a los niños que soportan el tratamiento y una estrella de mar con una bandita, elementos todos que emocionó ver a los niños, según el testimonio de quienes lo pintaron.
El maestro Joel Alcázar Sánchez dijo que esta experiencia fue única y que para desarrollar el tema del mural buscó involucrarse con el mundo de fantasía infantil y “compartirle a los niños, mediante el color y la forma, este nuevo ambiente”. También dijo que aprendió mucho, en lo humano y profesional, de la experiencia, “sobre todo el hecho de valorar la vida y el esfuerzo que hacen los niños cada día por seguir adelante”.
La alumna Andrea Valdivia dijo que esta experiencia “fue gratificante. Estamos orgullosas de lo que se logró. Creemos que es satisfactoria la experiencia, tanto para los niños como para ellos, que viven aquí una experiencia dolorosa”.
Por su parte, Jazmín Preciado comentó que se siente “feliz de haber participado; me llevo muchas experiencias, mucho aprendizaje, muchas horas de trabajo duro, pero por ver a la niña y su sonrisa valió la pena todo. Siento que crecí internamente, y me siento más humana al haber realizado este proyecto”.
Para Daniela Sánchez, aunque pesado, el trabajo valió la pena, pues combinaron sus clases con la pintura del mural. “Fue un crecimiento como persona porque entramos en un lugar que ni siquiera nos imaginábamos cómo era”. Recomendaría la experiencia a otros. “Es salir de un estado de confort y apoyar, poner nuestro granito de arena, porque si no lo hace uno nadie lo hará. Independientemente del crecimiento académico, de aprender a utilizar otros materiales y técnicas, también crecimos mucho como personas, lo que es finalmente el objetivo de la Universidad de Colima y su responsabilidad social”.
Por último, el maestro Mario Rendón y Lozano se dijo “contento de que nuestros estudiantes y profesores vean cómo se aplica la plástica en el medio social, y cómo somos los artistas capaces de transformar los espacios en algo diferente a lo que teníamos antes.
Para esto sirven los artistas, que recogen ideas de su momento y las plasman, las traducen a su lenguaje. Ésta es una gran oportunidad para que nuestros estudiantes se percaten que así es la plástica, que va vinculada permanentemente con su entorno social”. BP