AGENDA POLíTICA

Colima: ¿Elección extraordinaria novedosa?

Por: Miguel Acosta

El 17 de enero del próximo año, los colimenses acudiremos a las urnas para elegir a quien gobernará hasta el 31 de octubre de 2021. Se espera una participación ciudadana cercana al 60, es decir, alrededor de 300 mil sufragios emitidos en la jornada electoral del 17 de enero.

La cifra es lógica: en Colima, la participación electoral suele rondar el 60 por ciento. Es una de las entidades federativas con mayor porcentaje de votación en el país. Hasta este momento, no hay razones objetivas, ni subjetivas, que hagan previsible una caída en la votación emitida.

Por una parte, los partidos han hecho su trabajo: han realizado procesos internos para seleccionar a sus candidatos, han acudido a los medios de comunicación para dar a conocer dichos procesos y, no menos importante, los poderes fácticos e institucionales han hecho su parte en la promoción del proceso electoral.

Desde mi punto de vista, a pesar de la existencia de media docena de candidatos, la pugna real por la gubernatura está entre Jorge Luis Preciado Rodríguez, candidato del PAN, y José Ignacio Peralta Sánchez, candidato de la coalición integrada por el PRI, el Verde, el PANAL y el PT.

Los demás, Movimiento Ciudadano y su Locho incluido, van por la permanencia, es decir, por mantener una presencia electoral en el estado y en el caso particular de Locho Morán y su MC, porque necesita convertirse en una alternativa seria, real, creíble, que le permita construir una fuerza política capaz de llevarlo al triunfo electoral en el 2018, vía la senaduría o la diputación federal.

En esta perspectiva, todo cuanto hagan en el PRI y en el PAN será determinante. Desde la integración de sus equipos de campaña, la definición de sus campañas mediáticas, la integración de su propuestas de gobierno y, en el caso particular del PRI, la reestructuración de sus equipos de activismo y movilización, así como los de representación en los órganos electorales.

En el PAN permea el optimismo porque, aseguran, haber ganado seis de 10 municipios, incluidos los de mayor concentración poblacional, les da la seguridad de que pueden repetir el triunfo. Esa sensación se incrementa porque también ganaron 10 de 16 distritos electorales locales de mayoría.

En tanto, en el PRI hay la certidumbre de que deben realizar un enorme esfuerzo para construir estructuras de representación electoral confiables, leales y capacitadas. Asimismo, están inmersos en la reestructuración de su equipo de activismo político y de movilización. Saben que ambas estructuras tuvieron fallas, que hubo simulación y ahora tratan de hacerlo mejor.

En el caso de los panistas, debe reconocerse que, de entrada, todo parece facilitarse: el candidato tiene el control del partido. En la mayoría de los municipios tiene aliados en las autoridades y representantes populares y, sobre todo, tiene el control de los comités municipales panistas. De igual manera, mantienen aún una base considerable en los mandos medios del gobierno estatal.

En mi opinión, los priistas tienen ahora la ventaja de haber renovado su dirigencia y que ésta se ha dedicado a una sola tarea: preparar la elección extraordinaria. Rogelio Rueda, su dirigente estatal, es un político conocido de los priistas, más allá de sus cargos de elección popular, más allá de su desempeño en ellos, tiene una imagen de político carismático, capaz, que sabe que se juega todo en este proceso.

Pero lo único que no tiene los priistas es tiempo. Este es su mayor enemigo. No se trata solo de depurar y de reestructurar sus equipos de movilización y representación electoral, ni de hacer una buena campaña mediática, ni de presentar propuestas lógicas, congruentes, realizables, a los ciudadanos. Se trata de trabajar a marchas forzadas, de dejar la atonía, el aletargamiento tan propio de los trópicos y de acelerar el paso. Se trata de hacer a un lado la simulación a que tan afectos suelen ser algunos.

Es un camino cuesta arriba y lo importante será ver de qué cuero están hechos los priistas.

En cuanto a los panistas, su optimismo tiene un lado oscuro: con excepción de Manzanillo, sus victorias en los municipios y distritos no les aseguran a los panistas y su candidato a gobernador, el triunfo electoral de manera automática. En el caso de Colima y Villa de Alvarez, por citar un ejemplo, los panistas ganaron las alcaldías y cuatro de ocho diputaciones locales, pero perdieron la elección de gobernador en ambos municipios.

Veremos y comentaremos.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

  1. La integración de los equipos de campaña de los candidatos es una señal de cómo piensan jugar en este procesos electoral. Por el lado del PAN y el MC no se esperan sorpresas de última hora; en cambio, en el PRI se ha especulado mucho al respecto. Hoy o mañana tendremos información definitiva al respecto.
  2. Una buena gestión la del gobernador Ramón Pérez Díaz ha sido la realizada hasta hoy. Cumplir sus obligaciones y pagar adeudos al magisterio y los apoyos a personas de la tercera edad, entre otros, nos dice que entiende a cabalidad cuáles son las responsabilidades inherentes a su cargo. ¡Tan mal estaba la situación, que la nota fue que todos los trabajadores del gobierno estatal, todos, cobraron oportunamente su quincena!
  3. El método más eficaz de hacerse amigos fieles es felicitarlos por sus fracasos. Emile M. Cioran

macosta68@gmail.com

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