San Francisco.- Con base en un futbol ordenado, de movilidad técnica y desequilibrio táctico, Guadalajara tuvo al mejor equipo del mundo en sus manos, sin embargo, un acierto catalán aunado a una desatención defensiva rojiblanca, determinaron que el tercer duelo entre estas dos escuadras en la Unión Americana se cerrara, como en el 2006, nuevamente con un empate a un gol.
Porque aunque en los primeros minutos del encuentro el accionar ofensivo de Chivas se vio detenido por la solvencia y disciplina táctica de la defensa blaugrana, que le impidió moverse a placer y generar jugadas de peligro al ariete Javier «Chicharito» Hernández, Guadalajara comenzó a realizar su juego de conjunto, a basar su planteamiento táctico a partir de un orden en medio campo y generando una movilidad que sorprendió en repetidas ocasiones al rival.
Pues con un Ramón Morales inspirado, que derrochó talento por el costado izquierdo independientemente de la marca que le saliera al paso, con un Gonzalo Pineda que así como apretaba la marca también generaba precisión en los pases al frente, y con un combativo Javier Hernández quien ante cualquier balón que se acercaba a sus dominios no escatimó por hacer suyo el esférico, Chivas presagió que el primero objetivo del duelo estaba por cumplirse.
Pues aunque con el paso los minutos Barcelona apretó en la marca, presionó en los espacios de medio campo y comenzó a tejer con su mejor elemento las principales ocasiones de peligro y desequilibrio en el área rojiblanca, ni con las incorporaciones de Alves por derecha y la presión de Touré por el centro del campo Barcelona pudo vencer al cuadro mexicano.
El astro argentino Lionel Messi, fue el único capaz de filtrar balones a modo para un Thierry Henry que jamás pudo vencer a Luis Michel, pues aunque en reiteradas ocasiones la estrella catalana con el diez en los dorsales logró dotar de balones al delantero francés, la concentración de Reynoso, la aplicación de De Luna y las atinadas intervenciones de Luis Michel en el arco, fueron factores para que durante los primeros 45 minutos se mantuviera el arco rojiblanco intacto.
Con la llegada del complemento, el sistema efectivo que Chivas desempeñó en el primer lapso daría frutos de inmediato, pues complementado por el nuevo cuadro catalán que el estratega Josep Guardiola mandó para los segundos 45 minutos, Chivas se vio aún más conectado, con mayor desempeño colectivo y sobre todo, con una mayor presencia de peligro en el campo de los españoles.
Todo lo anterior, quedó reflejado apenas a los 50 minutos de tiempo corrido, cuando con la precisión que lo caracteriza y con su inigualable temple tranquilo, Xavier Báez recuperó una pelota por el costado izquierdo justo a la altura de la media luna, producto de un rechace emitido por el arquero Valdés ante un disparo potente de Marco Fabián.
El 18 del Rebaño intuyó el movimiento de Ramón Morales quien ante la displicencia de Dani Alves le ganó la espalda, esperó paciente la llegada del servicio medido de Báez y con la cabeza, conectó de forma contundente para dejar sin oportunidad al arquero catalán y generar el primer gol del partido, el que levantó a una tribuna entera y evidenció una vez más una mayoría rojiblanca en el graderío.
A partir de entonces, Barcelona ajustó sus líneas, Carles Puyol recortó distancias para marcar al «Chicharito» y lo mismo hizo Alves con los arribos de Ramón Morales por la izquierda, pero el desequilibrio de Pineda, de Fabián, la sorpresa de Báez y el buen desempeño del capitán Morales, lograron que el partido se inclinara sólo para el lado rojiblanco, para esta ocasión vestido de gris y naranja, su segundo uniforme de la nueva línea de Chivas.
Pero hacia los 63 minutos de juego, el lateral del Barça Daniel Alves intentó en un par de ocasiones centrar desde el costado derecho para la llegada de Pedro Rodríguez o el recién ingresado Bojan, pero en ambos intentos tanto Reynoso como de Luna y la buena anticipación de Édgar Mejía, nulificaron los intentos del rival.
No fue sino hasta una tercera ocasión, cuando mediante la misma fórmula, desborde por el costado derecho, centro potente al área en búsqueda de un posible rematador, el novel canterano catalán Bojan Krikic aprovechó la desatención de los centrales rojiblancos y tras superar a Esparza, el artillero español simplemente puso la pierna para cristalizar el envío de Alves e igualar el marcador.
Ya con igualdad de circunstancias, Guadalajara tuvo al menos en un par de ocasiones para vencer de nueva cuenta a Víctor Valdés, siendo la más clara la del «Gringo» Jesús Padilla, quien hacia la recta final del partido y tras hacer una excelente jugada personal dentro del área, sacar al cancerbero y disparar ante la cabaña abierta, el ángulo le quitó margen de certeza y la pelota estrelló en la base del poste, ahogando así el grito de gol que la tribuna ya preparaba para cerrar una gran noche rojiblanca.
Y con dos equipos ávidos de potencial ofensivo, que no escatimaron en tomarse el tiempo necesario para armar sus jugadas y también para agradar a los poco más de 60 mil asistentes congregados en el Candlesitick Park, el tiempo apremió y ni los cuatro minutos agregados por el silbante Ricardo Salazar fueron suficientes para obtener un ganador, pero que aún con un empate a un gol por bando, el público de la bahía salió sonriente de la casa de los 49ers de San Francisco por una buena exhibición futbolística de quienes, como se exhibió en las pantallas del inmueble, protagonizaron una «noche de campeones».
Información del Club Guadalajara