Existen «razones científicas» para no intentar el rescate de los cuerpos de los 65 mineros que quedaron sepultados en Pasta de Conchos hace cinco años en Coahuila, de acuerdo con la Secretaría del Trabajo.
El 19 de febrero de 2006, una explosión en una mina de carbón dejó a los trabajadores bajo tierra y, desde entonces, sus familias y otras organizaciones han pedido que sus cuerpos lleguen a la superficie, como ha sido en casi todos los accidentes anteriores.
“No existe fundamento legal ni ético para arriesgar nuevas vidas en la búsqueda de cadáveres” dijo el secretario del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón, en un comunicado.
El riesgo de ingreso es cinco veces mayor que las condiciones normales de una mina de carbón, aseguró Lozano Alarcón, quien dijo que la comparación del caso de Pasta de Conchos con lo ocurrido en Chile en agosto de 2010, donde fueron rescatados con vida 33 mineros, es “inadecuada, injusta y excesiva”.
Sin detallar cuáles son esas ‘razones científicas’, Lozano dijo que un derrumbe con material inerte, como el cobre, es distinto que el carbón, donde se generan gases y hay riesgo de explosiones. Además, señaló la existencia de refugios en ese tipo de minas donde es posible permanecer varias horas o días.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, por su parte, indicó que el rescate es una deuda pendiente que se tiene con los familiares de las víctimas, y subrayó que no hacerlo constituiría una violación a sus garantías fundamentales.
«El rescate de los cuerpos evidenciaría que los mineros aún estaban vivos cuando se suspendieron las labores de rescate», dijo el obispo de Saltillo, Raúl Vera López, quien ofició una misa en honor a los trabajadores frente a las oficinas de Grupo México, en Polanco, en la Ciudad de México.
“El caso no está cerrado y ha abierto muchos ojos”, dijo el obispo, quien aseguró que mientras permanezca la impunidad de los responsables de la tragedia no habrá paz, ni justicia, ni cesará la lucha de los afectados.
A la ceremonia asistieron familiares y miembros de organizaciones de derechos humanos, quienes expresaron que la lucha no sólo es para recuperar los cuerpos, también para defender los derechos de quienes trabajan en las minas.
Después del accidente en Pasta de Conchos han fallecido otros 43 trabajadores en diferentes minas, plantas de beneficio y transporte de carbón, lo que revela las condiciones inseguras en las que realizan su trabajo.
Con información de CNN.