La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (Food and Agriculture Organization of the United Nations, FAO por sus siglas en inglés) considera que continuas inversiones globales en comidas escolares llevará a una generación de niños que desarrollen hábitos alimenticios saludables y que se beneficien de una dieta diversa.
En última instancia, este esfuerzo contribuirá a alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible de Hambre Cero.
La FAO apoya las comidas escolares de diversas maneras, incluyendo el apoyo técnico a los gobiernos en materia de agricultura sostenible, seguridad alimentaria y normas, apoyo a los agricultores familiares para que produzcan cosechas excedentes que puedan vender a las escuelas, reglamentos de compras públicas, directrices nutricionales y alimentarias y actividades de educación nutricional.
En el plano político, la FAO está trabajando con gobiernos y otros asociados para reunir una serie de sectores -como salud, educación, protección social y agricultura- para formular políticas nacionales integrales y eficaces lideradas por gobiernos que puedan aplicarse en diversos contextos.
Este mes, la FAO presentó conjuntamente el Marco de Recursos para la Alimentación Escolar en el Hogar, junto con otros asociados, incluido el Programa Mundial de Alimentos.
Este marco apoya a los gobiernos a través del proceso de formulación, implementación y evaluación de políticas y programas de comidas escolares. También reúne los conocimientos técnicos de los diferentes interesados de manera programática y coherente para que los países que soliciten asistencia técnica puedan acceder fácilmente a ellos.
La escuela es un escenario ideal para enseñar habilidades básicas en alimentación, nutrición y salud. En muchas comunidades, las escuelas pueden ser el único lugar donde los niños adquieren estas importantes habilidades para la vida.
En 2009 se lanzó un proyecto de alimentación escolar basado en el Programa Nacional de Alimentación Escolar de Brasil en América Latina y el Caribe.
A través de políticas intersectoriales y de los mecanismos legales, ha desarrollado acciones para la educación alimentaria y nutricional, y alentado las compras públicas para estos programas a familias campesinas locales.
En 2013, un estudio realizado por el proyecto en ocho de los países participantes, encuestando un territorio que abarca a 18 millones de estudiantes, mostró que estos programas no sólo promueven la asistencia escolar y refuerzan el proceso de aprendizaje, sino también aumentan los ingresos de los agricultores de sus comunidades. BP