Colima.- Por un día, las 25 curules del Congreso del Estado estuvieron ocupadas por niñas, niños y adolescentes que prepararon sus discursos e ideas aparentemente mejor que los de algunos legisladores adultos.
A su manera, niños y adolescentes tomaron la voz del Congreso del Estado y solicitaron, como parte de la 18 Sesión Ordinaria Congreso Infantil: Diputados, Gobernador y Presidente del Supremo Tribunal de Justicia por un Día, garantizar la inclusión de niños con alguna discapacidad, dar mayores apoyos a madres adolescentes y un ambiente libre de violencia.
Javier Armando Verduzco Ramírez, de 12 años, exhortó a los diputados a presentar iniciativas para abatir la violencia de la que directa e indirectamente son víctimas los niños, ya sea en sus hogares o en las calles.
“Sólo basta con salir a la calle para ser presa fácil de la violencia, escuchar las noticias que dan cuenta de maltratos, asesinatos, muertes violentas, escuelas donde entre compañeros se marginan por ser indígenas”
Narró su experiencia al conocer a niños jornaleros agrícolas, pidió a los diputados otorgarles becas para garantizarles la conclusión de sus estudios y condiciones de desarrollo más dignas.
“Allá en el campo hace mucho calor y les quema el sol, en la caña hay culebras y alacranes y les siguen las abejas, a pesar de eso, ellos se sienten orgullosos de ayudar a sus padres y sueñan con un día ser ingenieros, doctores, chefs…”
Tocó el turno de Yaneli Yarmilet Mendoza Camacho, quien a sus 16 años, es madre de una niña de un año. Ella exhortó a crear iniciativas para que los padres y madres de familia escuchen y atiendan los problemas de sus hijos.
“Hoy a mis 16 años soy madre de una hermosa bebita de un año de edad, tomé la mejor decisión de mi vida, logré retomar mis estudios y estoy feliz por haber tenido el privilegio de ser madre”.
“Espero y mi experiencia le sirva a las niñas y adolescentes que el día de hoy me escuchan, como ustedes, creí tener el mundo a mis pies, y no fue así, no pensé en las consecuencias, por eso les digo que valoren su niñez y juventud”.
Llamó a ampliar las becas a madres adolescentes e incluirlas en los programas de proyectos productivos.
El más pequeño fue el último en tomar la voz, y lo hizo con apoyo de una traductora en Lengua de Señas Mexicana. Con 10 años, Ángel Ramón Padilla Cervantes, es un niño silente que colabora como cuentacuentos en esta lengua.
Él pidió a los diputados garantizar la inclusión en las escuelas, y asegurarse de que en las secretarías de Educación y Salud, se cuente con traductores en esta lengua.
“Es importante que la Secretaría de Educación implemente la materia de inclusión desde preescolar a la universidad para que niños con cualquier tipo de discapacidad puedan tener una mejor comunicación, para que niños como yo sintamos una verdadera inclusión”.
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