Sonia Isabel Quijano Scheggia, profesora de la Universidad de Colima, reportó en entrevista la situación actual, avances y retos que presenta del tortugario de Manzanillo.
Ella dijo que el tortugario de Manzanillo es uno de los tres que existen en el estado, que comenzó su labor desde el 2001, pasó por un periodo de inactividad a partir del 2005 y reanudó sus actividades en el 2011 con el plan de manejo no extractivo de tortuga marina, resguardando toda la bahía de esta ciudad porteña y la zona de Las Brisas.
Destacó que en las bahía de Manzanillo, el 90 por ciento de las tortugas que llegan son de la especie golfina, que han encontrado también ejemplares de la “prieta” y también se reportó una laúd, esta última muy amenazada y en peligro de extinción.
Además, consideró que el 2017 fue una temporada extraordinaria, con un total de 920 nidos protegidos, cifra mayor que la alcanzada en 2016, cuando sólo fueron 276.
En agosto y septiembre, informó, se registraron 315 y 209, respectivamente, y en lo que va de este año se sembraron 12 nidos: “No es temporada y en el campamento se tienen poco más de 50 nidos que están por eclosionar”, enfatizó la entrevistada.
Actualmente, estudiantes voluntarios de diversas facultades de la Universidad de Colima apoyan en los recorridos nocturnos, la siembra de nidos, revisión y liberación de especímenes. Asimismo, precisó que se cuenta con el apoyo de la policía turística, la cual colabora con los voluntarios en los recorridos.
Sobre la labor para el resguardo de las tortugas, la directora de esta reserva dijo que “es desgastante, pues se requiere mucho esfuerzo, cuidado y tiempo. No es nada romántico, te tienes que hincar en la arena y excavar con tus manos para poder recolectar”, recalcó la entrevistada.
Explicó que cuando se detecta un nido, lo que hacen a continuación es recoger los huevos para sembrarlos en un corral de incubación; se esperan 45 días para el nacimiento, siendo lo normal que, de 100 huevos, nazcan 80.
Comentó que en Manzanillo hay muchos hueveros. Calcula que el 30 por ciento de los huevos se los llevan estos individuos para el consumo: “Está penado con cárcel, así que la población debe denunciar este delito”.
Afortunadamente, comentó la entrevistada, gracias a la difusión entre la población, en redes sociales y medios locales, se ha incrementado la conciencia en la población, lo que ha ayudado a detectar y reportar estos actos ilícitos.
Para ella, la retribución de esta labor no es monetaria sino la satisfacción de ver este incremento en la población de tortugas y el interés de la gente; no obstante, comentó que es necesario tener en cuenta que trabajan voluntarios. Por lo tanto, continuó, “es necesario más apoyo gubernamental, institucional, privado y de los ciudadanos para cumplir los retos y preservar a estas criaturas”.
Por último, reflexionó que estos datos reflejan que el esfuerzo para la protección a la tortuga en México ha dado buenos resultados; sin embargo, advirtió, aún faltan educación y conciencia; “es necesario combatir la ignorancia, que es muy grande, pero la estadística nos muestra que vamos bien”.
El apoyo de los jóvenes voluntarios responde a las acciones promovidas por el Centro de Desarrollo de la Familia Universitaria (CEDEFU) y el Programa Institucional de Calidad de Vida para la protección y preservación del medio ambiente.