Tropas israelíes mataron a decenas de palestinos que participaban en una manifestación masiva en la frontera de Gaza el lunes, mientras Estados Unidos inauguraba su embajada en Jerusalén.
La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como capital de Israel provocó ira entre los palestinos y críticas de muchos gobiernos extranjeros, que lo consideran un revés para los esfuerzos de paz.
En la ceremonia de inauguración en la embajada, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, agradeció a Trump “por tener la valentía de cumplir con sus promesas”.
“Qué glorioso día para Israel. Estamos en Jerusalén y estamos aquí para quedarnos”, dijo Netanyahu en un discurso.
En un mensaje grabado, Trump comentó que sigue comprometido con la paz entre palestinos e israelíes, pero en la frontera de Gaza las manifestaciones palestinas rápidamente se volvieron sangrientas.
Al menos 43 palestinos murieron acribillados por balas israelíes, la cifra más alta en un solo día desde que el 30 de marzo comenzó una serie de protestas para exigir el derecho de los palestinos a retornar a sus hogares ancestrales en lo que ahora es Israel.
Un portavoz del Ministerio de Salud palestino dijo que entre los muertos había seis niños menores de 18 años. Funcionarios de salud dijeron que 900 palestinos resultaron heridos, y unos 450 de ellos habían sido alcanzados por munición.
Francia llamó a Israel a ejercer la mesura y el secretario General de la ONU, António Guterres, dijo que estaba “profundamente preocupado” por los eventos en Gaza.
Decenas de miles de palestinos llegaron a la frontera terrestre del enclave costero y algunos se acercaron a la valla israelí, una línea que líderes israelíes dijeron que no permitirían que fuera cruzada por los palestinos. En el aire se levantaban columnas de humo negro de neumáticos en llamas encendidos por manifestantes.
Los manifestantes, algunos armados con hondas, arrojaron piedras contra fuerzas de seguridad israelíes, quienes respondieron con cartuchos de gas lacrimógeno y munición.
“Hoy es el gran día en que cruzaremos la valla y le dijeron a Israel y al mundo que no aceptaremos estar bajo ocupación para siempre”, comentó el profesor de ciencias Ali, en Gaza, quien no quiso que se mencionara su apellido.
El reconocimiento por parte de Trump de Jerusalén como capital de Israel en diciembre indignó a los palestinos, quienes dijeron que Estados Unidos ya no podría ser un mediador honesto en ningún proceso de paz con Israel.
Los palestinos quieren que Jerusalén Oriental sea la capital del Estado que quieren fundar en la Cisjordania ocupada y en la Franja de Gaza. Israel considera a toda la ciudad, incluyendo al sector oriental que capturó y anexó tras una guerra en 1967, como su “capital eterna e indivisible”, un posición que no cuenta con reconocimiento internacional.
La mayoría de los países dicen que el estatus de Jerusalén -una ciudad sagrada para judíos, musulmanes y cristianos- debería ser determinado en un acuerdo final de paz y que cambiar sus embajadas ahora perjudicaría esa posibilidad.
Las negociaciones de paz para encontrar una solución al conflicto que considere dos estados han estado congeladas desde 2014.