Y llegó la consulta. Y llegó el resultado. Y ganó la opción que prefirió desde campaña el presidente electo.
Ello no sorprende. Fue uno de los temas que más polémica causó precisamente durante la contienda electoral y dado que el triunfo según los sufragios, es contundente, el razonamiento lógico indicaba lo que estamos viviendo.
Qué preocupación si en el resultado de esta consulta, tomando en cuenta que todavía ni siquiera se ejerce el poder de manera constitucional, no viéramos este refrendo al Presidente electo. Eso sí hubiera sido incongruente.
Qué bueno que el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, a pesar de que mucho se ha leído y escuchado del desgaste que le ha implicado esta transición, siga siendo un presidente fuerte, apoyado. Si por un momento, los resultados hubiera sido en sentido contrario, estaríamos observando la mayor pérdida de popularidad de una figura de esta envergadura en la historia. Realmente una circunstancia así sería sumamente paradójica.
El ejercicio no fue técnico, no gozó de rigor metodológico, conceptualmente fue ilegal en muchos sentidos. Ello lo supimos desde el planteamiento, se mantuvo durante la ejecución. Así pues, la vivencia y el resultado son congruentes. De no ser así, estaríamos ahora devanándonos los sesos intentando entender qué pasó. Intentando explicarnos por qué perdió el Presidente.
Tanto los sistemas del estado y los económicos, funcionan sobre el eje de la confianza. Si en el futuro inmediato cumple con el dicho de que el resultado será vinculante para reforzar la decisión que ya había tomado desde la campaña de cancelar Texcoco, entonces vamos a poder confiar en que sus dichos se convierten en hechos. Hablando de voluntad, seremos testigos de que se hará SU voluntad. Eso genera certidumbre, por lo menos en lo que podemos esperar de él.
Lo que está sucediendo, debe despertarnos y convencernos. Así va a ser su estilo y forma de gobernar. No se vale sentirnos atónitos ante esto, Andrés Manuel es consecuente con su actuar en el tiempo.
Mientras se mantenga firme, la sociedad en su modalidad fuente ovejuna, mantendrá su apoyo.
El equilibrio depende ahora de las instituciones y de la misma sociedad, pero en su modalidad organizada. De aquí en adelante, los contrapesos tienen que encontrar la manera de pasar de la forma abstracta a la vivencial. Y esto sigue siendo responsabilidad de cada uno de nosotros. El balón sigue estando en nuestra cancha.
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