La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, reveló hoy que un equipo de expertos de su organismo investiga la magnitud de las violaciones de derechos humanos en Siria a través de entrevistas con víctimas directas, testigos, y militares y policías desertores que escaparon del país.
En una rueda de prensa, precisó que los investigadores han hecho ya 150 entrevistas y analizado evidencias fotográficas y audivisuales «enviadas directamente por las víctimas o testigos».
El equipo estudia desde el exterior de Siria las pruebas que le llegan, pues el Gobierno le ha negado la autorización para entrar al país.
«Continuaremos reuniendo evidencias», aseguró la alta comisionada, tras señalar que confía en que un informe sobre Siria que su oficina debe presentar en septiembre próximo al Consejo de Derechos Humanos de la ONU contenga conclusiones y recomendaciones significativas.
Pillay alabó las revueltas que a principios de año llevaron a la caída de los regímenes tiránicos en Túnez y Egipto, e inspiraron las manifestaciones en Yemen, Bahrein, Libia y Siria, como una prueba de que los derechos humanos son una preocupación «universal».
Sobre Libia y Siria, particularmente, señaló que «la escalada de violencia ha alcanzado proporciones alarmantes» y reconoció que «las soluciones no parecen estar cerca».
En una extensa declaración que leyó al inicio de su comparecencia ante la prensa, la alta comisionada de la ONU invocó a los países a «invertir mucho más para que los derechos humanos sean una realidad», en referencia a la disminución de los recursos financieros que ha sufrido su entidad.
Esta situación se debe a una rebaja en las contribuciones voluntarias que recibe su oficina, explicó.
Una mujer camina junto a su hijo por el campamento de refugiados de la Media Luna Roja en el distrito de Yayladagi en Hatay (Turquía) hoy, jueves, 30 de junio de 2011.
Con información de EFE