El papa Francisco llegó el domingo a los Emiratos Árabes Unidos, haciendo historia como el primer pontífice que viaja a la Península Arábiga.
El pontífice fue recibido por el príncipe de la corona de Abu Dabi, jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan. Un niño y una niña entregaron flores a Francisco mientras los dos líderes saludaron a la guardia de honor. En la bienvenida también estuvieron presentes ministros del gabinete, así como representantes católicos y musulmanes.
El pontífice desea mejorar las relaciones entre cristianos y musulmanes, y darle ánimo a la comunidad católica de esa región.
Horas antes de su llegada, Francisco pidió con urgencia que se respeta la tregua impuesta en Yemen en diciembre y que se permita el envío de alimentos y medicinas en medio de la peor crisis humanitaria en el mundo.
Hizo su pedido en el Vaticano antes de abordar el avión que lo llevaría a los Emiratos, un país que ha estado aliado con Arabia Saudí en cuanto a su campaña bélica en Yemen. Al hacer las declaraciones en el Vaticano Francisco evitó así avergonzar a sus anfitriones, pues se abstuvo de realizar el llamado mientras está en la región.
«La gente está agotada por el largo conflicto y muchos niños tienen hambre, pero la ayuda humanitaria no es accesible», dijo Francisco en su bendición del domingo. «Los gritos de esos niños y sus padres se alzan” a Dios.
Francisco viaja a Abu Dabi para participar en una conferencia sobre diálogo interreligioso patrocinada por el Consejo Musulmán de Ancianos, un grupo con sede en Emiratos que busca contrarrestar el fanatismo religioso mediante la promoción de una forma moderada del islam. Es una iniciativa del jeque Ahmed el-Tayeb, el gran imán de Al-Azhar, el respetado centro egipcio de aprendizaje sobre el islam suní que tiene 1.000 años de antigüedad y al que acuden clérigos y estudiosos de todo el mundo.
Este será el quinto encuentro entre Francisco y el-Tayeb, una evidencia de que el enfriamiento de las relaciones con la Santa Sede decretado desde Al-Azhar tras las palabras del papa Benedicto XVI que vinculaban al islam con la violencia en 2006, ha terminado.
En un mensaje de video a Emiratos en la víspera de su viaje, Francisco reconoció a su «amigo y querido hermano» el-Tayeb y elogió su valentía al convocar el encuentro para afirmar que «Dios une y no divide».
«Estoy encantado con este encuentro ofrecido por el Señor para escribir, en su querida tierra, una nueva página en la historia de las relaciones entre religiones y confirmar que somos hermanos pese a las diferencias”, apuntó Francis.
Por su parte, Al-Azhar describió en un comunicado también el sábado la reunión como «histórica» y elogió la «relación profundamente fraternal» entre el imán y su papa, apuntando que incluso se felicitan los cumpleaños.
Francisco y el-Tayeb participarán en la «Reunión de Fraternidad Humana” el lunes, que ha atraído no solo a representantes cristianos y musulmanes sino también a cientos de líderes judíos, hindúes, budistas y de otras ramas cristianas. Todo esto forma parte del «Año de Tolerancia” de Emiratos y de sus esfuerzos por mostrar apertura a otras confesiones religiosas en una región conocida por las severas restricciones a las religiones más allá del islam.
«Esto es algo nuevo para el mundo musulmán, que dentro de la discusión sobre el diálogo, se trate de un diálogo interreligioso más amplio” más allá de la relación básica cristiano-musulmana, dijo Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad de Sant’Egidio, una organización católica con sede en Roma y centrada en los contacto interconfesionales que acudirá a la conferencia.
El otro gran acto del papa en Abu Dabi es la masiva homilía que ofrecerá el martes en el principal estadio deportivo de la ciudad, a la que se espera que acudan unas 135.000 personas y que ha sido calificada por algunos como la mayor muestra pública de fe cristiana en la Península Arábiga. Allí, Francisco verá de primera mano a una comunidad católica que es grande, diversa y dinámica, en un momento en que Oriente Medio sufre un éxodo de cristianos que huye de la persecución a manos de grupo extremista Estado Islámico, entre otros.
De los más de nueve millones de personas que viven actualmente en Emiratos, alrededor de un millón son emiratíes, y el resto son extranjeros que acudieron a la rica federación petrolera para trabajar en todo tipo de empleos, desde ejecutivos a obreros de la construcción.
La Iglesia católica cree que en el país hay aproximadamente un millón de católicos. La mayoría son filipinos e indios, muchos de los cuales dejaron atrás a sus familias y pueden enfrentar condiciones precarias que son denunciadas regularmente por grupos de derechos humanos.