José Benítez, gran defensor y difusor del arte Huichol, fue homenajeado

Con la inauguración de la exposición Mara‘akame. El caminante silencioso el Museo de Artes Populares María Teresa Pomar de la Universidad de Colima rindió un homenaje a la obra del artista de arte huichol José Benítez Sánchez (1938 – 2009) en un acto en el que estuvieron presentes el rector de la casa de estudios, Miguel Ángel Aguayo López, el presidente municipal de Colima, José Ignacio Peralta Sánchez, así como otros funcionarios universitarios, familiares del homenajeado y público en general.

En el evento, que contó con la venta de artesanías y fue enriquecido con música de esa región del país, Miguel Ángel Aguayo resaltó la importancia de la obra de José Benítez que forma parte de nuestra identidad nacional, ya que el arte huichol es reconocido en todo el mundo y en gran medida se debe al homenajeado, quien promovió su trabajo fuera del país.

“Hoy, la Universidad de Colima, a través de este museo, hace un merecido reconocimiento a José Benítez y vamos a seguir trabajando en el rescate de estas expresiones culturales como un acicate de la identidad de nuestra nación”, señaló el dirigente.

Igualmente, extendió un reconocimiento al director del MUAP, Antonio Enciso Núñez, por mantener este recinto como un espacio que les recuerda a los colimenses las expresiones culturales y artísticas “que forman parte del patrimonio y de la identidad que tenemos como mexicanos”.

En su intervención, el mismo responsable del Museo expuso que José Benítez es un importante difusor de la cultura wixarika, quien plasmó de manera plástica la expresión espiritual de su pueblo, con aspectos tan variados como las peregrinaciones a lugares sagrados, ayunos, sacrificios y el consumo del peyote para lograr los estados de alucinación que generan este tipo de obras.

Destacó, a su vez, la labor de las investigadoras Patricia Valencia y Rosa Rojas quienes promovieron e impulsaron la obra del homenajeado para que se diera a conocer en nuestro estado.

Por su parte, esta última, quien fuera delegada de la Comisión Nacional para los Pueblos Indígenas en Jalisco, aseguró que la une tanto profesionalmente como de manera personal un afecto muy grande al Museo de Artes Populares de la U de C, y añadió que existe con este espacio una estrecha comunicación desde 1995.

“La fundación de este museo de arte popular está basado en una parte importante del acervo cultural del entonces Instituto Nacional Indigenista, hoy Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y es un gusto ver que a partir de ese acervo cultural hay una creación y un enriquecimiento propio con las artes populares de la entidad y que es un museo que se está significando mucho por ese rescate y esa presencia”, manifestó R. Rojas.

Ella, que facilitó parte de la obra expuesta, dijo también que José Benítez fue conocido antes que en su propia región, fuera de las fronteras de México, pues él mismo se encargo de llevar su obra a diversas partes de los Estados Unidos, de Europa y Centro América. “Afortunadamente muy pasados los años fue reconocido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el campo de Artes y Tradiciones Populares, en 2003, por su obra artística”

Comentó, asimismo, que hace algunos años varios conocedores de la cultura wixarika, junto con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, tuvieron la iniciativa de hacer una convocatoria para generar una obra que representar a la cultura huichol en el centro de Guadalajara. El concurso, puntualizó, lo ganó finalmente Benítez debido a la relevancia que ya tenía su trabajo, por lo que ahora su mural La semilla del mundo  de veinte por doce metros se encuentra en la estación Juárez del tren ligero de la capital de Jalisco.

Este acontecimiento fue importante para el estado, prosiguió, porque la referencia más común de la cultura wixarika se ubica en Nayarit, aunque se desconoce, por la mayor parte de la población, que su origen es en una localidad de Jalisco y “pensábamos, cómo es posible que esté uno de sus murales en una de las estaciones más transitadas del metro de París y no tengamos en el corazón de Guadalajara una obra del artista de la talla de José Benítez”.

Finalmente, habló de la grata experiencia que fue pasar seis meses cerca del artista mientras elaboraba su obra para el tren ligero de Guadalajara, donde José trabajaba con su familia por horas, hasta la madrugada, porque tenía el entusiasmo y la inspiración de su cuadro, y acompañarlo durante su proceso creativo, que finalmente cristalizó en esa obra. “Celebro que José nos sigue reuniendo para darle proyección y reconocimiento a él como artista y a la cultura wixarika”.

En nombre de la familia del homenajeado, su hija Luciana Benítez Chávez destacó la importancia que reviste para ellos el homenaje realizado por la Universidad de Colima a su padre, y aprovechó la ocasión para invitar a los presentes al museo que lleva el nombre de José Benítez donde se expone parte de su obra; “nosotros asistimos a otro homenaje el primero de julio, cuando se inauguró ese recinto, que se encuentra en la colonia Zitacua, a las afueras de la ciudad de Tepic”.

Sobre el arte de José Benítez, el promotor de la cultura wixarika, Juan Negrín Fetter expresa: “Sus figuras siempre han sido nítidas y audaces; además las yuxtapone de una manera dinámica y dramática, aprovechando un profundo sentido de color y del contraste. Su sentido del ritmo y del equilibrio refleja su habilidad para bailar y presentar la música de su pueblo”.

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