Rinde la U de C homenaje póstumo al maestro Jorge Chávez Carrillo

“Vengo del siglo XX al ahora siglo XXI”, escribió el maestro Jorge Chávez Carrillo, “y soy un hombre, un anciano que ha vivido intensamente la vida, que ha amado la vida”.

 

Marcela Chávez Carrillo, una de las hijas del maestro pintor, escultor y muralista recientemente fallecido, leyó estas líneas que redactó su padre al cumplir 87 años, durante el homenaje póstumo que la Universidad de Colima le rindiera en la Pinacoteca, ayer viernes, a quien es uno de los artistas visuales más importantes de Colima y el país.

En una ceremonia relajada, íntima, donde se escuchó música de violín y piano, los universitarios, encabezados por el rector Miguel Ángel Aguayo López, rindieron un último reconocimiento, de cuerpo presente, a quien en vida se distinguió por formar nuevos artistas, por su obra mural y de caballete, sus esculturas, por sus escritos, como el libro Alfonso Michel, mito, leyenda, y por su gran sentido del humor y don de la conversación.

A las nueve de la mañana, cuando llegó el ataúd con los restos de Chávez Carrillo, que venía acompañado por sus hijos, sus familiares y amigos, los universitarios, vestidos de negro o en tonos sobrios, recibieron al maestro con respeto y al final, tras las guardias que hicieron alrededor de su féretro, lo despidieron con un minuto de aplausos.

En su mensaje, el rector Miguel Ángel Aguayo López dijo que el maestro Chávez Carrillo era “uno de los más grandes artistas colimenses de la segunda mitad del siglo XX y cuya influencia se dejará sentir más allá de nuestros días”.

Definió su propuesta artística como “anti-dogmática, fresca y, por lo tanto, en permanente renovación. No le avasallaron las distancias de la provincia ni el sistemático ninguneo del centralismo o la crítica de las momias de la ortodoxia… Nos abrió las puertas a una reflexión más integral, totalizadora y dialéctica de las sociedades contemporáneas”.

Añadió: “con su pedagogía artística de la libertad y en contra de la enajenación, Jorge Chávez Carrillo insertó la cultura universitaria en la cultura nacional y fortaleció la identidad de los universitarios colimenses frente al mundo”.

El rector compartió con los presentes a la ceremonia un poema que su padre, Ismael Aguayo Figueroa escribiera a la maestra Griselda Álvarez tras el fallecimiento de su nieto Miguel Ángel. Lo leyó, dijo, porque lo que le dice su padre a doña Griselda podría ser útil para los amigos y familiares del maestro fallecido.

Entre otras cosas, algunos versos del poema dicen: “mas hay una verdad: / no se nos van los muertos/ si en el íntimo albergue del alma los prendemos/ y aferramos su imagen al relicario eterno. / Y nada se ha perdido; / los veremos por siempre en el camino abierto/ en los rostros queridos que siempre fueron nuestros”. El poema fue escrito en 1984.

En el homenaje luctuoso participó también Gabriela Chávez Ramírez, quien habló del maestro colimense como padre, amigo, político y artista. Como padre, dijo que para ella fue un “hacedor de sueños”; como amigo, alguien que conversaba con ella y era capaz de anticipar sus pensamientos; como político destacó su honestidad, y como artista dijo que los despertaba con música clásica y cuando iban a la Ciudad de México los llevaba, a ella y sus demás hermanos, a todos los museos y detrás de las orquestas.

Recordó a la gente que todo el tiempo visitaba a su papá: actores, políticos, artistas, y dijo que una vez el actor mexicano Anthony Quinn fue a su casa para comprar un óleo.

Miguel Ángel Aguayo, al clausurar la ceremonia, anunció que antes del mes de diciembre, la Universidad presentará un libro sobre la vida y obra de Jorge Chávez Carrillo, que preparan Marcela Chávez y Blanca Garduño.

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