Por: Balvanero Balderrama García
Estudiar cualquier aspecto de la realidad, no es sencillo, ninguno lo es. Hay múltiples variables que tener en cuenta, los fenómenos sociales son multifactoriales. Ya sea que hablemos de pobreza, democracia, empleo, grupos etarios, sólo por mencionar algunos.
Recientemente leí que una ancianita, en el asilo de Manzanillo, murió esperando ver a su hija; quien la dejó ahí y jamás volvió; ni siquiera en su lecho de muerte. No se sabe por qué, no entendemos el por qué; no tenemos toda la información. Pero el hecho, en sí mismo, resulta sobrecogedor.
El crepúsculo de la vida, que se avecina –sin prisa, pero sin pausa-, viene a nuestro encuentro, no sólo de manera personal, sino que la misma sociedad mexicana está experimentando, en su conjunto, un incremento de los porcentajes de personas de 65 y más años.
En Colima, por ejemplo, la proporción de las personas denominadas “de la tercera edad” pasó del 4.6% en 1990, al 5.2% en el 2000, al 6.3 por ciento en el 2010 (INEGI, Censos de Población); la Encuesta Intercensal 2015 señaló que el rango etario en cuestión representó en Colima el 6.9 por ciento. Un incremento de 2.3 puntos porcentuales en 25 años para la entidad.
Pareciera poco, pero no lo es. Al mismo tiempo, la base de la pirámide población se va haciendo más angosta, tornando gráficamente evidente el envejecimiento de la población.
Hay términos que, en consecuencia a lo anteriormente descrito, van tomando prevalencia entre la población en general, abriendo espacios educativos y de especialidades.
Mencionemos dos: geriatría, gerontología. Hay posgrados, en el ámbito de lo social, y especialidades, en el área de la salud, que llevan estos nombres y lo que ellos implican.
Hay otros factores que van de la mano con la senectud poblacional. Tienen que ver, otra vez, con aspectos sociales y de salud.
Pensemos en los sistemas de pensiones existentes, por ejemplo; cómo, en estos momentos, se ven amenazados y en focos rojos por la presión que ejercen sobre ellos quienes están llegando a la edad de su retiro de la actividad laboral.
Hubo, hace años, un cambio sustantivo en el sistema de pensiones del IMSS y del ISSSTE con las afores, se incrementó la edad para jubilarse, entre otros temas importantes relacionados.
Pensemos, también, en los sistemas de salud, que tienen que atender a una población derechohabiente cada vez con más enfermedades crónico degenerativas, algunas de ellas asociadas a la edad –la esperanza de vida se ha visto incrementada de manera importante en los últimos decenios-.
Podemos preguntarnos además, ¿y la familia, cómo se prepara para afrontar la vejez de sus miembros?, ¿ha construido redes y sistemas de apoyo?, ¿estamos preparados para una vejez digna?
Hay muchas preguntas más, diagnósticos que realizar, acciones que tomar, políticas públicas para impulsar. Lo cierto es que el tema es de relevante importancia, transitamos hacia allá…
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