#CrónicasMaternas: Oda a tu piesillo hediondo

Oh, que delicioso aroma desprenden tus dedulces!

¡Una fiesta deslizar lentamente el calcetín fuera de tu pie!

¡Qué manjar de burgueses!

El buqué profundo de tus falanges me embriaga.

Un festín de pelusa y sudor guardan tus dedos.

Perderme entre ellos es como pasear en el bosque después de llover: musgo y tierra mojada.

Quiero perderme en tu aroma de calceta.

Quisiera tomar ese instante y agrandarlo para separar cara detalle, cada nota.

De entrada huele a piel caliente, el corazón huele a ti, dulce y ácido, de fondo perdura la humedad.

Me ahogaría en la bahía que hace el arco de tu pie.

Esa patrulla que no cubría ni la extensión de la palma de mi mano cuando recién llegaste y hoy me parece un mar salado y dulce.

Esas mismas patrullinas que por días me empujaron el estómago y no me permitían desayunar, hoy gusto de rozarlas por los poros de mi nariz.

Loca, estoy loca. Loca de tu perfume a pies. Pies hediondos. Pies míos. Pies que hice con células, membranas, ganas, calcio y galletas Marías.

¡Que la vida me abrace con tu aroma!

¡Pies hediondos!

¡Pies pequeños!

¡Pies felices!

Pies que aún alcanzo, pies que avanzan y no se detienen…

Pies que, estoy segura, te llevarán lejos, hasta donde ya no me necesites.

(Ya, que voy a llorar)

¡Salud!

#CrónicasMaternas: de colores