Por: Balvanero Balderrama García
Así de sencillo, musical, prometedor y amenazante: 2020. Año nuevo, reinicio secuencial del ciclo que pensamos y organizamos (366 días en esta ocasión) en la vida lineal que llevamos. Transeúntes somos.
Estos primeros días, del mes uno, nos han traído sorpresas, alegrías y alarmas. La tragedia, intraducible en palabras, de Australia y su entorno, cuyas consecuencias son aun incuantificables; la beligerancia con muchos adjetivos del presidente Trump, que parece apostar a la guerra para permanecer –en una receta ya conocida y explotada-; la lluvia fría; los abrazos, los encuentros, reencuentros en la alegría de las reuniones familiares; la pobreza que no conoce estación y tampoco da tregua.
En el horizonte se avizoran eventos que impactan la geografía nacional o estatal. Aquí sólo algunos.
En el próximo marzo se realizará el Censo de Población y Vivienda 2020; actualizado después de una década, se recorrerá el país con este ejercicio que ofrecerá información atomizada y descriptiva de la población y sus viviendas, datos indispensables para la toma de decisiones; los resultados preliminares se anuncian para fin de este mismo año.
Atletas y delegaciones se preparan para participar en la justa deportiva del año, los Juegos Olímpicos en Tokio en el verano próximo; 17 días para emocionarse, admirar, disfrutar y decepcionarse.
Para la segunda mitad del presente ejercicio se inicia el año electoral 2021. Lo que formalmente da inicio a la carrera por las candidaturas –al interior de los partidos- y por los puestos de elección –para partidos políticos e independientes-. Simple y llanamente lucha por el poder. En el plano local, se renovarán gubernatura, ayuntamientos y el congreso local.
La vida personal y familiar también espera acontecimientos importantes: aniversarios de todo cuño: de vivir juntos, XV años, de difunto, en el trabajo, etcétera; fortalecimientos de los lazos familiares y de amistades; separaciones y uniones; nuevas vidas y nuevas muertes.
Dentro de la cotidianeidad aparente, que se puede volver acciones rutinarias sin mayor sentido, espero que podamos encontrar aquello que impulse y le dé sentido a las pequeñas cosas, a las acciones del día a día; que el aquí y el ahora se vuelva significativo, redimensionemos y fortalezcamos las relaciones inmediatas.
Que cada vez nos acerquemos más al otro a la otra; seamos empáticos y solidarios. Y que transitemos este 2020 sonriéndole a la vida y ella nos devuelva la sonrisa.
balvanero@gmail.com / @Balvanero.B