ENSALADA

¿QUÉ VIENE?

Por: Sean Osmin HAMUD RUIZ

Cocinar, dicen, es un arte. Uno de los elementos más poderosos del pensamiento y cómo funciona la memoria, son los sabores que nos han marcado a lo largo de nuestra vida. ¿Quién no recuerda el guiso de la abuela, el sabor de la sopa de mamá? Desde el olfato, otro poderosísimo activador de los neuro-transmisores, comienza la vivencia renovada de esa experiencia.

En este sentido, conseguir el sazón adecuado en cualquier platillo tiene su grado de dificultad. Una ensalada, por ejemplo, requiere de verduras, legumbres y frutas que estén frescas. Lo suficientemente maduras para que su sabor sea pleno, pero no pasadas. Nada como un gusto acedo para echar a perder la cosa.

También se le pueden incorporar frutos secos, algún embutido o carne cocinada, quesos de gusto suave o fuerte, según se prefiera.

Un complemento que regularmente cae bien, es el aderezo, que si se escoge o se prepara bien, es capaz de revalorizar los sabores, de potencializarlos.

La sal, pimienta y algunas especias, inclusive algo de limón, hay quienes los consideramos indispensables.

Entonces, si se encuentra el equilibrio de todos los ingredientes descritos, vamos a tener un plato nutritivo, sabroso y muy satisfactorio. Incluso podríamos no necesitar ningún otro complemento para satisfacer nuestra hambre.

Hoy parece que la política, al menos local, está buscando ser la ensalada ideal.

Este domingo fuimos testigos de una mezcla muy ecléctica. Un regidor, un exgobernador, una senadora, un líder social y otros acompañantes, de diversos orígenes geográficos e ideológicos, que seguramente buscaron dar la imagen de la preparación perfecta, esa que está queriendo quitar el apetito por resultados a los ciudadanos de nuestro estado, se reunieron con la finalidad de ponernos una mesa muy atractiva.

Podría parecer un condumio apetitoso. Esto lo determinará, además de ver que los ingredientes se lleven, que no por querer verse muy exótico, el chef se pase de ingredientes, o bien, se le vaya a ir un jitomate pasado, una especia muy picante o un aderezo que cubra todo lo demás y no deje que se puedan disfrutar y distinguir todos los ingredientes.

Al tiempo.