El Arcón de Hipatia
Por: Sarai AGUILAR ARRIOZOLA
“¡El 9 nadie se mueve!” es la exigencia de justicia de mujeres mexicanas ante los recientes casos de feminicidios y violencia de género en México.
Tras días aciagos donde tristemente se visibilizó la violencia de género en el país con los feminicidios de Ingrid y Fátima, se llamó a un paro nacional. En un país donde nueve mujeres en promedio mueren al día debido a la vulnerabilidad por serlo, resultaría lógico que la propuesta hubiese sido recibida de manera unánime. Pero no.
Organizaciones sociales, universidades, instancias de gobierno, artistas, compañías y grupos empresariales se han pronunciado a favor del paro nacional de mujeres convocado para el 9 de marzo, un día después del Día Internacional de la Mujer. No ha sido el caso del presidente Andrés Manuel López Obrador ni el de su esposa, la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, coordinadora del consejo asesor de la Coordinación Nacional de Memoria Histórica y Cultural.
El mandatario ha tenido una respuesta deplorable ante esta crisis de violencia. Ensimismado en rifas de aviones, cartillas morales y en denostar opositores, no ha logrado entender el momento crucial en la lucha feminista que está atravesando. Prueba de ello es que, tras el horror por el crimen de Ingrid, el presidente de México afirmó que los feminicidios devienen por la corrupción e increpó a quien le exigió responder por el caso de la joven.
Tras ello improvisó un decálogo que más bien fue un cúmulo de frases y lugares comunes, tan banal que la Secretaría de Gobernación tuvo que eliminar una publicación que lo difundía debido a las críticas.
Tras el errático manejo del caso Ingrid, el mandatario no sólo no entendió sino que, ante la rabia social por el feminicidio de Fátima, a escasos días del de Ingrid, se le ocurrió pedir a las feministas no realizar pintas en Palacio Nacional durante sus manifestaciones.
López Obrador ha dicho que su gobierno trabaja para que prevalezca “el amor al prójimo, el que haya mucho cariño, que no haya odios”. Sentimientos que él mismo no cultiva hacia las víctimas de la violencia. Por el contrario, ha tachado al paro del 9 de marzo de ser una estrategia política en contra de su gobierno por parte de “la derecha”. Y en una muestra de mansplaining reconvino a las participantes a tener “mucho ojo”, porque “los conservadores ya se volvieron feministas”.
Tal vez esta reconvención la hizo en casa también, pues la doctora Gutiérrez Müller, tras haber difundido en sus redes el llamado a la acción del paro, horas más tarde reculó, subiendo otra publicación rechazando el paro y llamando al proselitismo en favor de su marido.
Al parecer López Obrador, quien se había distinguido por leer acertadamente los ánimos sociales, no ha logrado entender al movimiento feminista. No estamos dispuestas a ceder un ápice de lo avanzado. No estamos dispuestas a seguir callando ante las muertes, a seguir normalizando el acoso, las brechas salariales, los despidos injustificados ni nada que transgreda nuestra dignidad como mujeres.
Antes que nosotras hubo mujeres que arriesgaron todo porque nosotras tengamos voz, voto y participación social. Se los debemos. Detrás de nosotras vienen niñas que merecen un mejor lugar, no terminar sus días ultrajadas y tiradas en algún contenedor.
Ninguna está dispuesta a callar, a no incomodar. Es una lástima que el presidente no entienda que no necesitamos un líder moral que venga a decirnos cómo, cuándo y dónde manifestarnos, sino un líder con acciones concretas y visión de género. El nueve nadie se mueve… y los demás días nadie se calla. No más. #NiUnaMás.
Columna publicada con el permiso de @saraiarriozola