CIUDADANO

¿QUÉ VIENE?

Por: Sean Osmin HAMUD RUIZ 

¿A quién pertenece el ejercicio del poder? ¿Y la función pública? ¿El diseño de las estrategias y políticas de aplicación cotidiana?

Es muy importante que en estos tiempos distingamos de manera muy clara entre el encargado de la acción y el poseedor del derecho. Diferente es el SERVIDOR público, del ciudadano que votó por él. En el acuerdo social que se diseñó para administrar los asuntos de la burocracia, la fuerza y la administración de la justicia, por supuesto que se necesitan manos. Individuos que encuentren en la función de gobierno, una vocación, una forma de vida. Lo imperdonable es que esa posición haga que se olviden de a quién se la deben.

Nos hemos acostumbrado a que quién gana un lugar por el voto en este entramado, automáticamente cree obtener una especie de condición meta-humana que lo coloca en el ese espacio inalcanzable donde se vuelve infalible e inalcanzable. Nada más lejos de la realidad.

En las condiciones actuales del país y del estado, si bien es cierto que no se debe simplemente dar un borrón y cuenta nueva, lo que resulta indispensable es que los ciudadanos, esos que somos mayoría, apropiemos el derecho a exigir y asumamos la responsabilidad de participar.

No se trata de desaparecer o correr a todos los políticos. Se trata de ciudadanizar todo el actuar del gobierno.

Pero sin poses. No se vale que de forma ruidosa, casi estridente, la clase política de nuestros días, vaya pregonando que quiere y busca la alianza con la sociedad y los veamos ayuntándose unos con otros, pero ni siquiera en suma, sino en división.

Hoy los colores no deben importar. La fuerza debe estar en las ideas y no en los ideales. Y el precursor, el protagonista de la verdadera unión, del esfuerzo colectivo y con un rumbo sostenible y sustentable, en realidad, debe ser el CIUDADANO.