PORFIRIO MUÑOZ LEDO

¿QUÉ VIENE?

Por: SEAN OSMIN HAMUD RUIZ

Quien lo conozca o haya seguido su trayectoria, no podrá negar su embriagante personalidad. Dejando a un lado filias y fobias, su papel en la construcción del estado mexicano como hoy lo conocemos, no solamente es relevante, sino protagónico.

Político de basta experiencia, como la canción, ha sido de todo y sin medida. Poseedor de una capacidad discursiva impactante y de una retórica estimulante, se ha dado el lujo de placearse y ser parte de quienes toman decisiones de todas las corrientes ideológicas y partidistas (las grandes pues).

Su vida y experiencia lo han puesto a defender lo indefendible y a atacar sin piedad lo que en la circunstancia específica siente que le conviene criticar.

Hay quien lo califica como traidor, pues su camaleónica capacidad de adaptación lo ha llevado del centro a la izquierda, de ahí a la derecha y vuelta a la lucha social, sin que medie un escrúpulo doctrinal.

Hoy como parte del movimiento de regeneración nacional, ha sido prácticamente la sola voz que ha regañado a legisladores, ha puesto en su lugar a dirigentes y se le ha plantado al presidente manifestando abiertamente sus desacuerdos con él. Debe reconocerse que esta personalidad de 87 años de edad, ha resultado la más crítica y fresca dentro de Morena y con ello ha conseguido que una parte de la grey amloísta hoy lo considere enemigo.

Muy aficionado al pugilismo, decidió que el siguiente ring donde quería contender fue en el que se está decidiendo la dirigencia nacional de su actual partido, sorprendiendo a propios y extraños. Aunque el mayor de los desconciertos lo causó al ganar marginalmente en la encuesta que se aplicó a los militantes y anunciar que el día de hoy se va a presentar en las oficinas partidistas a tomar posesión de las mismas.

Para Colima resulta particularmente interesante, pues por los vínculos emocionales y personales que lo unen a esta tierra, se podría marcar la diferencia en la conformación de alianzas y candidaturas, sobre todo porque con su llegada, se reconfigura totalmente el tablero de ajedrez en el que se venían moviendo las piezas.

Así pues, Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega, sigue dejando marca por donde camina.