¿QUÉ VIENE?

¿Será que están saliendo muy sofisticados para sacar cuentas? ¿Acaso están construyendo matrices de múltiples variables para modelar las proyecciones que se necesitan para estimar el resultado de las elecciones 2021? ¿Podríamos suponer que las ecuaciones que determinaron su presupuesto electoral va más allá del X, Y?La verdad, yo creo que no.

Todo se remite a un cálculo político producto de un adagio añejo: divide y vencerás.

Morena desde sus inicios nace con un objetivo primigenio, hacer presidente a López Obrador. Esta visión llevó a poner en la misma olla verduras, leguminosas, fiambres y otras viandas, sin que se considerara cómo se llevarían en sabor, ni mucho menos que cada tipo de ingrediente requiere de tiempos de cocción distinto, tampoco qué tantos nutrientes aportaban al puchero. La cosa era hacer masa y bola.

Y esta condición se refleja claramente en lo que ha venido sucediendo con su proceso de renovación de dirigencia. Pero que tianguis sobre ruedas. Todo mundo mal estacionado, todo mundo gritando lo más fuerte posible para ofrecer sus mercancías, todo mundo diciendo que venden lo mejor y no hay más y así.

Animal político de cepa que es el presidente, ha leído perfectamente lo anterior y sin mayor dificultad, sin calculadora científica y sin que verdaderamente le importe el destino de su partido, buscando exclusivamente no perder en la contienda del próximo año al congreso federal, provocó que tres partidos nuevos jueguen el año que viene.

Dos de ellos claramente ligados a líderes sindicales y por lo mismo con base en esos gremios, el otro, sin que nadie ruborice, de apoyo social evangélico.

Vale la pena recalcar que estos tres grupos encontraron su lugar y espacio en Morena y la alianza que se consolidó en el 2018. Hoy van por la lucha en solitario, mejor dicho, en caminos independientes, pues solos nunca los va a dejar el presidente, pues lo que necesita es, como ya se dijo, acumular muchas diputaciones de elección y plurinominales, para seguir mandando en el congreso.

No cabe duda que, a pesar de haber tenido chuscos momentos donde no le salen las sumas y restas o alega tener diferentes datos, para esto de la política, al señor presidente, se le dan muy bien los números.