Los recientes estudios sobre el mercado de la moda han concluido que, mientras más aumenta la población mundial, más se exige la industria textil para cubrir la ascendente demanda de las prendas. En este sentido, la World Resources Institute informa que en los últimos 20 años se ha registrado un incremento del 400 % en la compra de ropa a nivel mundial. Una importante muestra es México, donde se calculó que en 2019 se compró un 75 % más a comparación de 2013.
Desde el siglo pasado ha sido el fast fashion el que se ha ocupado de satisfacer esta progresiva demanda. El fast fashion es el sistema en el que se comercializan colecciones de ropa que se rigen por las últimas tendencias de la moda. Debido a esto, se diseñan y fabrican de manera acelerada y a bajo costo. Esta industria ofrece la posibilidad de adquirir continuamente prendas novedosas y baratas, saliendo de la típica colección por temporada. Marcas como H&M, Mango e Inditex han forjado su estrategia comercial en base a este sistema. En el caso de España, Madrid y Barcelona son las ciudades donde estas compañías han instalado sus principales tiendas debido al enorme interés del público por las prendas Fast Fashion.
No obstante, la Fast Fashion genera excesiva contaminación medioambiental, como el 20 % de la contaminación industrial del agua y altas emisiones de CO2 en prendas fabricadas con poliéster. Contra estas negativas consecuencias es que aparece la industria de la inyección de tinta digital. Una tecnología que en 2021, según la FESPA, alcanzará el 8 % de la producción textil mundial, disminuyendo los daños medioambientales y acelerando la disponibilidad de los productos impresos. Esta tecnología, ante las exigencias del mercado de la moda, pretende servir como apoyo y no como reemplazo del sistema tradicional de Fast Fashion, dado que este ostenta el dominio de la industria.
“La impresión digital textil no es del todo ajena para las marcas más reconocidas del rubro. Concretamente, la cadena española Zara puede ofertar múltiples colecciones durante un mismo año ya que cuenta con un sistema digital de inyección de tinta que le permite a los diseñadores probar y concretar nuevos estilos en tiempo récord”, explica Angélica Talavera, columnista de STYLEspring
Informes de FESPA han expuesto que no debe subestimarse la proyección de esta tecnología, ya que en otros ámbitos como la mueblería se viene probando de manera satisfactoria, por lo que su uso podría crecer exponencialmente a lo largo del presente año. En efecto, se especula que en el próximo lustro la tecnología digital de inyección de tinta posea más del 30 % del mercado total disponible de la moda. Por ahora, sus principales obstáculos son el alto precio de las máquinas impresoras y de la tinta, la poca especialización que hay en el rubro en comparación con el sistema del Fast Fashion, así como la insuficiencia de estudios sobre el impacto que tendría esta incursión. en los compradores
