La presidenta de Argentina, Cristina Kirchner, favorita para su reelección el domingo según sondeos, convocó a la unidad nacional en el acto de cierre de la campaña, en el que además consideró como uno de los logros más importantes de su gestión la unidad sudamericana.
«Hago una convocatoria a todos los dirigentes del país a la unidad nacional para trabajar por una Argentina diferente», dijo Kirchner en un teatro de la capital argentina colmado de enfervorizados militantes, en el que defendió su gestión y ratificó la inserción del país en el contexto de América Latina.
«Vamos Cristina, no podemos perder», cantaban los jóvenes que estaban en los palcos superiores, muchos de ellos pertenecientes a «La Cámpora», una agrupación fundada por Máximo, el hijo de la mandataria y el fallecido ex presidente Néstor Kirchner (2003/2007).
En su discurso, la jefa de Estado rescató como «uno de los logros más importantes (del gobierno) la decisión definitiva de pertenecer como país a esta América del Sur y tomar las decisiones en conjunto con nuestros vecinos, compañeros y amigos de la región».
Kirchner, de 58 años, habló rodeada de gobernadores provinciales, funcionarios y un nutrido grupo de jóvenes militantes del «kirchnerismo», la versión centroizquierdista del tradicional Partido Justicialista (PJ).
El oficialismo mantuvo en el acto la típica apelación a lo emocional y la mística, con la proyección de un video de homenaje al expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), quien formó durante 7 años con su esposa una pareja presidencial de hecho hasta su muerte hace casi un año.
Los otros seis candidatos presidenciales, incluso el segundo en los sondeos, el socialista Hermes Binner, también decidieron evitar las concentraciones masivas al poner fin a la propaganda entre el miércoles y el jueves, antes de la veda, con caravanas o mitines en lugares cerrados.
En cambio, sorprendente fue en la campaña que otro de los candidatos, el radical socialdemócrata Ricardo Alfonsín, hijo del exmandatario de la transición democrática Raúl Alfonsín (1983-1989), reconociera en forma anticipada en un spot el triunfo de Kirchner.
«Posiblemente usted vaya a ganar, pero con todo respeto siento necesidad de decirle que no le creo nada», dice Alfonsín en el aviso que se difunde por la televisión.
El reconocimiento preanunciado de una derrota es insólito para un político en campaña, pero analistas consideran que es el efecto de la victoria arrolladora de Kirchner en las primarias obligatorias del 14 de agosto, cuando cosechó 50.7% de los sufragios y Alfonsín fue segundo, lejos, con 12.1%.
Ahora el segundo es Binner, según encuestas casi coincidentes de las firmas OPSM, Poliarquía, Equis y Management & Fit, con intenciones de voto de entre 12% y 16% en el mejor de los casos, lo que parece convertir en segura la reelección de la actual presidenta para otro mandato de cuatro años.
A Kirchner, las citadas encuestadoras le atribuyen una intención de voto de entre 51% y 55%. El director de la consultora OPSM, Enrique Zuleta Puceiro, midió una proyección de votos para la Presidenta de 55% y agregó que «la novedad es Binner segundo».
«Tal vez veamos el domingo la más grande diferencia histórica entre el primero y el segundo. Pero no hubo debate entre candidatos presidenciales. Nunca lo hubo en la historia argentina», dijo el politólogo Sergio Berensztein, director de la consultora Poliarquía.
La ley argentina establece que un candidato se impondrá en primera vuelta si cosecha más del 45% de votos o bien más del 40% pero con una diferencia de 10 puntos sobre el segundo. Si las predicciones se confirman, Kirchner recuperará la mayoría en la Cámara de Diputados, perdida en las legislativas de 2009, y conservará la que tiene en el Senado.
El domingo se renuevan la mitad de las bancas de la cámara de Diputados y un tercio de los escaños del Senado.
Con información de AFP