El cuerpo de Muammar Gaddafi yacía el viernes en un antigua cámara frigorífica mientras las discusiones sobre su entierro, y su matanza luego de ser capturado, dificultaban los esfuerzos de los nuevos líderes para lanzar formalmente una nueva era democrática.
Con una herida de bala visible a través de su familiar cabello enrulado, el cadáver mostrado a Reuters en Misrata tenía señales de un final violento a una vida violenta que fue exhibido al mundo en imágenes borrosas tomadas por un teléfono celular.
El primer ministro interino ofreció una historia de «fuego cruzado» para explicar la muerte del derrocado líder después de ser sacado a rastras, con vida, de una alcantarilla.
Pero las imágenes que lo mostraban antes de ser golpeado, mientras exigía que se le respetaran sus derechos, en medio del ruido de tiros, hicieron asumir a muchos que simplemente fue baleado sumariamente.
La mujer de Gaddafi, Aisha, quien encontró refugio en la vecina Argelia mientras su marido y varios hijos mantenían su palabra de pelear hasta la muerte, pidieron una investigación de Naciones Unidas. El comité de derechos humanos de la ONU dijo que correspondía.
La controversia sobre los momentos finales de un hombre que alguna vez mantuvo al mundo subyugado con una mezcla de excentricidad y matonería elevó cuestionamientos sobre la habilidad del Consejo Nacional de Transición (CNT) libio para controlar a los hombres armados.
También desató el malestar de los aliados occidentales sobre el respeto de los derechos humanos entre quienes dicen estar combatiendo por esos mismos ideales.
El cuerpo parecía ser el último objeto de disputa entre las facciones de combatientes que lo derrocaron, junto con el control de las armas, los ministerios y el dominio de la riqueza petrolera del país.
Los libios, y los aliados occidentales que respaldaron su revuelta que puso fin a los 42 años del régimen de Gaddafi hace dos meses, se han mostrado impacientes por comenzar lo que Estados Unidos calificó como una «nueva era» democrática.
Pero las rivalidades regionales y de otro tipo estaban demorando el entierro del cadáver de Gaddafi, que fue capturado por combatientes el jueves, y una declaración formal de «liberación» de Libia.
Un fracaso por encontrar al hijo de Gaddafi y aparente sucesor, Saif al-Islam, dejó otra puerta abierta después del clímax sorpresivo alcanzado el jueves al poner fin a ocho meses de guerra, cuando se descubrió al fugitivo de 69 años escondido en una alcantarilla.
Aviones de la OTAN habían frenado el intento de un convoy armado por dejar su último reducto en su ciudad natal de Sirte.
RITUAL MUSULMAN
Addul-Salam Eleiwa, un comandante de los combatientes de Misrata que llevaron el cuerpo de Gaddafi a la ciudad cuya resistencia la convirtió en un símbolo del coraje de los rebeldes, dijo que será tratado con respeto y enterrado pronto.
Mostrando el cadáver a Reuters, reflejó la costumbre musulmana de enterrar los restos dentro de las 24 horas siguientes a la muerte.
«Como cualquier musulmán, su cuerpo será lavado y tratado con dignidad. Preveo que sea enterrado en un cementerio musulmán dentro de las 24 horas», dijo Eleiwa.
El cadáver yacía en una manta en una planta frigorífica usada en el pasado para mantener carne y otros productos en la zona del mercado antiguo de Misrata.
Un alto comandante militar del Consejo Nacional de Transición dijo que los miembros de la tribu Gaddadfa de Gaddafi estaban hablando con los combatientes para discutir la posibilidad de que ellos asuman la tarea de enterrarlo, un procedimiento que seguiría una tradición también reconocida cuando Saddam Hussein fue ahorcado en Irak.
Sin embargo, a diferencia de Saddam, el CNT esperaba que Gaddafi, su hijo Mo’tassim y otros de su entorno pudieran ser enterrados en secreto, para evitar que el lugar se convierta en un sitio de peregrinaje.
Un alto funcionario del CNT dijo a Reuters que todavía había divisiones en los altos mandos de la autoridad interina sobre cuál debía ser el lugar de descanso final de Gaddafi.
«No se están poniendo de acuerdo sobre el lugar del entierro. Según el Islam debería haber sido enterrado rápidamente, pero tienen que llegar a un acuerdo sobre si es enterrado en Misrata, Sirte o en otro lugar», dijo el funcionario.
El ministro de Petróleo interino, Ali Tarhouni, dijo a Reuters que estaba instando a sus colegas a dejar el cuerpo en la cámara frigorífica durante algunos días para ayudar a dispersar dudas de que Gaddafi estaba efectivamente muerto.
Un alto funcionario del Gobierno interino reportó que Saif al-Islam había escapado del último escondite del clan en Sirte y que estaba dirigiéndose por el Sahara hacia Níger, que ha dado refugio a otro hijo y colaboradores cercanos.
RIVALIDADES
Los combatientes de Misrata, la tercera ciudad de Libia, han sido uno de los grupos más prominentes que luchan por tener una mayor participación en el Gobierno.
Una declaración de liberación también formalizaría el traslado del Gobierno desde Bengasi, la segunda ciudad de Libia y hogar de la rebelión, en el este del país, a Trípoli, la capital, en el oeste.
Pero funcionarios dijeron que el primer ministro interino, Mustafa Abdel Jalil, declarará el sábado la liberación de Libia en la ciudad de Bengasi, usualmente vista como la cuna de la revolución que derrocó a Gaddafi.
«La decisión ha sido tomada. La declaración de liberación será en Bengasi, no Trípoli», dijo un funcionario del CNT.
Las largas rivalidades regionales en un país unido solamente por un régimen colonial italiano en la década de 1930 son parte de un complejo panorama de divisiones tribales y étnicas que Gaddafi explotó por momentos para controlar a la nación de 6 millones de habitantes con sustanciales recursos de gas y petróleo.
Mientras las potencias de la OTAN se preparaban para reducir su misión de apoyo aéreo, que ayudó a derrocar a Gaddafi desde Trípoli hace dos meses, la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, dijo que su muerte marcaba el inicio de una «nueva era».
Tarhouni dijo a Reuters que esperaba ser nombrado primer ministro la semana próxima mientras comenzaba una nueva fase de transición hacia la democracia. Agregó que pensar en un período de ocho meses para establecer una nueva Constitución sería optimista.
La confusión sobre la muerte de Gaddafi era un recordatorio de los desafíos que enfrentan los libios para imponer orden en medio del caos, un legado de los ocho meses de un violento conflicto.
La muerte o captura de destacados colaboradores, entre ellos posiblemente dos de sus hijos, cuando una caravana blindada desafió los bombardeos de la OTAN e intentó huir de la ciudad, podría calmar los temores de que las fuerzas leales se reagrupen.
Sin embargo, un video tomado con un teléfono celular que muestra a un hombre que parece ser Gaddafi vivo y recibiendo golpes podría exacerbar a sus simpatizantes.
A medida que se conocían las noticias de su muerte, muchas personas salieron a las calles a festejar.
Nabil Elaraby, jefe de la Liga Arabe que en marzo dio a las acciones de la OTAN un sello de aprobación regional al apoyar una zona de exclusión aérea sobre Libia, llamó a la unidad.
Los libios deberían «superar las heridas del pasado y mirar hacia el futuro lejos de sentimientos de odio y venganza», dijo, según citas difundidas por la agencia estatal de noticias de Egipto MENA.
China se hizo eco a los llamados de unidad, diciendo que Libia necesita un «proceso político inclusivo».
Con información de Reuters