La investigadora de la Facultad de Economía de la UNAM, Bethsaida Maldonado Lagunas, afirmó que la ciencia económica ha sido una de las disciplinas que han incorporado muy recientemente la perspectiva de género como herramienta teórico metodológica, y menos aún en ser transformada por la misma, a pesar de reconocer socialmente que el género es un tema económico.
Ella presentó la ponencia Género en la economía como parte del evento coordinado por el Instituto Colimense de las Mujeres, la Secretaría de Fomento Económico, la Asociación de Mujeres Empresarias del Estado de Colima y el Centro Universitario de Estudios de Género de la U de Colima, en el marco de las actividades del tercer módulo del Diplomado en Medio Ambiente y Sustentabilidad con Perspectiva de Género.
Durante su presentación, la catedrática enfocó su disertación en el análisis de dos cuestionamientos básicos: “¿Cuál ha sido la importancia de analizar la economía desde una perspectiva de género?” y “¿por qué es necesario el vínculo que se establece entre el género y la economía?”
Maldonado Lagunas explicó que no es gratuito que la economía hasta hace poco haya sido una ciencia de lo masculino, toda vez que se parte del homo económicus de Adam Smith, entendido éste como sujeto racional, calculador, autónomo, competitivo, dominador, privilegiado, hedonista, al que sólo le interesa maximizar el placer y minimizar el sufrimiento.
“Así, la primera aportación de la incorporación de la perspectiva de género en este campo busca superar el ‘androcentrismo’ de las escuelas del pensamiento económico, al colocar en igualdad de importancia tanto a mujeres como a hombres en el análisis, y en un segundo momento analizar las diferencias entre mujeres y hombres que participan en actividades económicas”, apuntó la expositora.
Para entender la situación de desventaja de las mujeres en el mercado laboral, prosiguió Bethsaida Maldonado, es necesario considerar su participación en el trabajo no remunerado, y por otro lado considerar que la división sexual del trabajo dentro del hogar con frecuencia debilita la posición de las mujeres y las segrega hacia segmentos precarios y secundarios del mismo mercado.
“Es por ello que el género como categoría analítica, ha transformado el contenido teórico de la economía. Ésta demuestra un mayor poder explicativo sobre la especificidad de la participación de las mujeres dentro de los mercados de trabajo e igualmente invita a profundizar en diferentes temas relacionados con la economía”, asentó la ponente.
La categoría de género, por tanto, explicó la estudiosa, dice cómo en muchas ocasiones las diferencias devienen en desigualdades dentro de la economía y se entrelazan con las desigualdades de clase, que se manifiestan en la segmentación del trabajo, en la segregación laboral y la discriminación laboral y salarial; de la misma manera, dijo, permite explicar con mayor consistencia la desigualdad de las mujeres en los mercados de trabajo al señalar las diferencias laborales de hombres y mujeres.
Por último, propuso que para incorporar la perspectiva de género es indispensable repensar esta ciencia como disciplina, con el objeto de mejorar la condición económica de las mujeres. “Esto lleva al terreno económico los objetivos del feminismo: eliminar la opresión de las féminas para que el mundo sea mejor para ellas y, por ende, para los varones”.