“Recibí una atención con mucha calidad humana y vocación, porque nunca se quejaron y se arriesgaron a contagiarse de COVID-19 cuando todavía no llegaban las vacunas. Pensé que no sobreviviría, pero gracias a ese tratamiento salí de la enfermedad”, relató en entrevista la señora Lucila Negrete Orozco, quien hace trabajo de casa y vive en el municipio de Comala.
Doña Chila Negrete fue paciente del Dr. Iván Delgado Enciso, profesor investigador de la Facultad de Medicina, en febrero de 2021, a un mes de que comenzaran a aplicarse las primeras vacunas en Colima.
Ella, con 65 años de edad, asmática y con diabetes controlada, recibió el tratamiento experimental propuesto por el Dr. Iván Delgado, quien junto con su equipo de médicos, de médicas y científicos fue reconocido recientemente con el premio “Ciencia e Innovación en el combate contra la COVID-19”, que otorga la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL).
A la fecha, Doña Chila recibió dos dosis de vacuna con su refuerzo y recientemente se contagió por segunda vez con la variante ómicron, con la cual solamente presentó dolor en la garganta.
Ella resaltó que lo más difícil es la soledad que vivió mientras estuvo enferma y confinada a su habitación durante los 15 días más complejos de su vida, con fiebre alta de más de 40 grados centígrados; “la pasé sola, pues no quería que ninguno de mis hijos se acercara a mi casa. Se siente feo estar en la soledad, viendo noticias de toda la gente que se muere; creo que somos muy descuidados en no lavarnos las manos o cubrirnos la boca”.
Todos los días, antes de las 7 de la mañana, recordó en entrevista, “llegaba la doctora y afuera de mi casa se cambiaba para protegerse con batas, botas, gorro, cubrebocas y guantes. Entraba hasta mi pequeña habitación y me administraba la solución por la vena. Y lo mismo por la tarde”.
Hasta el tercer día que inició el tratamiento pudo comer, dijo, porque tenía cerrada la garganta. Conforme pasaban los días abrió los ojos, porque le lastimaba mucho la luz. A los 15 días ya estaba cantando, y continuó con el tratamiento.
Doña Chila consideró que fue un servicio con mucha calidad humana porque nunca renegaron, ni la tocaron con miedo o asco. Ella piensa que a quienes la atendieron les gusta lo que hacen, tienen vocación y siempre tuvo el pendiente de contagiarlos.
Ella reconoce en la Universidad de Colima una institución formadora de buenos profesionistas. Dio a conocer que sus hijos e hijas egresaron de esta universidad, “que tiene un gran prestigio y de nivel mundial”. Su hijo es egresado de ingeniería en comunicaciones y electrónica y su hija de la licenciatura en Pedagogía. Además, tiene un nieto en Medicina y otro es jugador de fútbol en Los Caimanes.
Doña Chila describió a Colima como un estado chiquito, pero con grandes personas y agradeció el apoyo de su patrón y del Dr. Iván para poder ser atendida y salvar su vida.