Surgido de las entrañas de la Tierra en 1943, el volcán Paricutín (en purépecha Parhíkutini, “lugar al otro lado”) cumple ocho décadas de su nacimiento en Michoacán. Para conmemorarlo, en Morelia se efectuará un evento que reunirá a científicos nacionales y extranjeros, incluirá actividades culturales y excursiones a la zona volcánica.
Se trata del “Congreso Internacional del Paricutín, 80 aniversario”, en el que participarán 160 ponentes, entre ellos de Islandia y España, donde recientemente ocurrió la aparición de volcanes. El evento presencial se llevará a cabo del 19 al 24 de febrero, en la capital michoacana. Lo organizan la UNAM, a través del Instituto de Geofísica (IGEF), la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Aunque el Paricutín está inactivo -es uno de los que no tiene cámara magmática y por ello se considera extinto- pertenece a una zona del país ubicada entre Michoacán y Guanajuato donde hay más de mil 100 volcanes, señaló el director del IGEF, de la UNAM, José Luis Macías Vázquez, en conferencia de prensa a distancia, en la que se dio a conocer la realización del Congreso.
Destacó que es ejemplo nacional y mundial -al menos hasta el año pasado- del surgimiento de un volcán. “En Islandia hace dos años, y en España hace uno, hubo también nacimiento de volcanes, y en esos sitios ocurrieron miles de pequeños sismos, que generalmente acompañan a las erupciones. Es importante actualizarnos y conocer el estado del Paricutín y de toda la zona que conocemos como el campo volcánico de Michoacán y Guanajuato”.
Macías Vázquez dijo que esos pequeños, pero múltiples sismos previos a la aparición de un volcán, se conocen como enjambres sísmicos y son algunos de los precursores de un evento volcánico. Para detectarlos es necesario fortalecer la red sísmica en cuanto a cantidad de estaciones y grado de detección, pues por lo general son menores a magnitud 4.
A su vez, el investigador de la Unidad Michoacán del IGEF, Giovanni Sosa Ceballos, detalló que el objetivo del evento es conmemorar el nacimiento del volcán y dar a conocer los trabajos realizados por la academia en la última década.
Explicó que los dos ejes temáticos principales son: los enjambres sísmicos ocurridos en el estado, que han trascendido al menos una década y en la cual la UNAM, la Universidad Michoacana y otros investigadores han desarrollado diversas indagaciones. El segundo es la constante degradación del patrimonio geológico, volcánico y arqueológico que ocurre en la entidad.
Tenemos interés en ser multidisciplinarios, razón por la cual habrá una colaboración con la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura de la UNAM, la cual tendrá una serie de mesas y eventos en la Ciudad de México sobre la relación del arte con los volcanes.
Al respecto, la titular de esa entidad académica, adscrita a la Coordinación de Difusión Cultural, Anel Pérez Martínez, agradeció la oportunidad de pensar al Paricutín no solamente desde la ciencia sino desde el arte, la literatura y la cultura.
Un volcán comienza con el nombre, pero tiene que ver con el territorio lingüístico, artístico y cultural con el que ubicamos nuestros territorios; especialmente los cuerpos volcánicos han sido protagonistas en el arte, el cine y la literatura, acotó.
En su oportunidad, el director de la Escuela Nacional de Estudios Superiores, Unidad Morelia, de la UNAM, Mario Rodríguez Martínez, anunció que como parte de la conmemoración se celebrará el concurso de cartas ¡Feliz cumpleaños, Parícutin!, dirigidas al volcán y su presencia en la comunidad purépecha de la región.
Las misivas deberán contar una historia donde el coloso sea un personaje que forma parte de la memoria colectiva. El tema es libre, pero debe respetar las características del género epistolar (fecha, lugar de ubicación del emisor, saludo inicial, despedida y firma).
La directora del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Tierra de la UMSNH, Isabel Israde Alcántara, recordó que desde hace 29 años la UNAM y la institución michoacana mantienen una relación académica gracias a un convenio de colaboración.
En su oportunidad, el investigador del INAH, Jasinto Robles Camacho, comentó que también se abordará el patrimonio cultural y el riesgo para diversos vestigios arqueológicos en la zona. La meseta tarasca, además de un extraordinario pasaje volcánico, cuenta con monumentos históricos y vivienda vernácula realizados con materiales de la época precolombina. Por ello, la aportación de arqueólogos es indispensable para indagar indicios que quedaron sobre la lava.