¿QUÉ VIENE?
SEAN OSMIN HAMUD RUIZ
Este miércoles 1º de marzo hay elecciones para la presidencia nacional de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación. Hace un buen tiempo que este acto interno de la institución no tenía una cobertura mediática tan amplia y polémica.
El primer antecedente es que el todavía presidente José Antonio Centeno Reyes decidió no presentarse como candidato a un segundo año de elección. Este hecho ya de por sí es inusual, pues esta decisión no la tomó en un entorno de falta de salud, de cambio de residencia o alguna otra razón que pudiera considerarse infranqueable. Simplemente así lo manifestó. Un poco el problema es el contexto. Así, su actuación estuvo marcada por un par circunstancias que él mismo configuró.
La primera. Hizo algunas acusaciones a expresidentes de turbios manejos financieros de los fondos de la cámara. Este hecho que podría verse como un acto de valentía y ganas de que la honestidad y transparencia fueran los signos de su presidencia, se encargó de opacar y desvirtuarlo al negarse a realizar las auditorías necesarias para que esos dichos tuvieran sustento. Prefirió que quedara a nivel de declaración patraña. Y curiosamente, en el seno de la comisión de organización y presupuesto, así como en el consejo nacional, dos veces no se aprobaron los estados financieros que presentó, pues él y su equipo se negaron reiteradamente a clarificar los rubros de gastos de presidencia, honorarios y gastos no deducibles. Hasta que no tuvieron más remedio y se reveló que hubo al menos discrecionalidad en algunos gastos que tocaban la esfera personal de la vida emocional del presidente Centeno.
La segunda. En una decisión personalísima, Centeno Reyes comenzó una relación amorosa con quien fuera su asistente personal en la cámara, viajar con ella con cargo a la chequera de Canacintra y mantenerle un trabajo bien remunerado en la esfera laboral de la institución, cayendo en un claro conflicto de intereses, que simplemente decidió dejar pasar.
Si lo anterior resultara ya raro, más raro aún es la serie de últimas declaraciones a distintos medios del presidente nacional en un sentido denostativo respecto a administraciones anteriores donde él participó en el primer nivel, la representatividad de la cámara minimizando a la afiliación, congraciarse con un supuesto conflicto con el CCE y la CONCAMIN que tuvo que haber administrado mejor, en favor de Canacintra y no de su lucimiento personal, y la clara intromisión en el proceso de elección a presidente nacional que, con su ya usual estrategia de generar conflicto y menoscabo de las personas, a través del candidato varón de esta contienda.
Triste y poco elegante actuar de quien tuvo la confianza de muchos hace un año y ahora dilapida sin que realmente se pueda entender algún otro fin que su inestabilidad y rencor.
Afortunadamente, la cámara está más allá de los individuos y su configuración de empresarios, todos con capacidades de liderazgo, inteligencia y amor por México, estamos buscando reencausar los esfuerzos en la persona de Lourdes Medina Ortega, sin duda alguna la empresaria que obtendrá la victoria por medio del convencimiento racional y los votos del consejo, para que quienes integramos Canacintra podamos seguir trabajando en pro del empresariado nacional con orgullo y dignidad.
Estas líneas las escribo en mi calidad de expresidente de la delegación en Colima de Canacintra, integrante de la actual comisión de organización y presupuesto, vice-presidente de la región y Consejero nacional de mi querida institución. Lo aclaro por que para mi es importante aclarar que nadie me contó nada, yo lo ví y viví.