Con el propósito de capacitar a las personas que integran los comités de salud de los planteles y dependencias de la Universidad de Colima, este martes se realizó la conferencia virtual: “Fentanilo y Metanfetaminas: Una amenaza a la Salud Pública”, a cargo de Guillermo Blanco Govea, comisionado estatal de Salud Mental y Adicciones de la Secretaría de Salud del Estado de Colima.
Esta capacitación es organizada por el Centro Universitario para el Bienestar Integral (CUBI) de la UdeC.
Guillermo Blanco dijo que el fentanilo y la metanfetamina son sustancias sintéticas que se producen de manera exclusiva en un laboratorio; “no provienen de la extracción de alguna planta, sino que se utilizan precursores para hacerlo”.
Sobre estos compuestos, agregó, existe una alerta sanitaria en México y Estados Unidos. Este último país enfrenta ahora “el impacto más severo de la dependencia crónica del fentanilo y con ello de muertes y problemas mentales asociados a esta sustancia”.
Detalló que el fentanilo es un opioide sintético 50 veces más fuerte que la heroína y cien veces más fuerte que la morfina; es un fármaco analgésico que también se usa en forma ilegal, igual que la morfina; “por lo general se receta a pacientes con dolores intensos, especialmente después de una operación quirúrgica y a veces también se usa para tratar a pacientes que sufren de dolor crónico y presentan tolerancia física a otros opioides”.
Los opioides, añadió, son una clase de drogas que se encuentran en forma natural en las plantas de amapola o adormidera; “algunas opioides se elaboran directamente de la planta, mientras que otros, como el fentanilo, se crean en laboratorio, donde los científicos utilizan la misma estructura química para fabricar opioides sintéticos o semisintéticos”.
El consumo de la morfina, heroína, codeína y el fentanilo, dijo, generan primero una sensación de bienestar, de optimismo, así como estreñimiento; la pupila se ve pequeña, se tiene la sensación de estar relajado y hay euforia inicial seguida de apatía, disforia, agitación o inhibición psicomotora, alteración de la capacidad de juicio, somnolencia y estados de coma.
Explicó que el fentanilo fabricado ilícitamente se encuentra disponible en el mercado de drogas en tres presentaciones: como líquido, como pastillas y como polvo. El polvo tiene la apariencia de muchas otras drogas; “con frecuencia se mezcla con heroína, cocaína y metanfetaminas, y se le da la forma de pastillas que se parecen a otros opioides recetados”.
Advirtió que las drogas mezcladas con fentanilo “son extremadamente peligrosas; lo mezclan porque una cantidad muy pequeña de fentanilo causa un colocón o high, lo que lo convierte en una opción económica; en su forma líquida, se puede encontrar como aerosol nasal, gotas para los ojos o aplicado en gotas, en papel o en golosinas pequeñas”.
Guillermo Blanco destacó que el reconocimiento de los signos de una sobredosis por opioides puede salvar vidas. Algunos de los síntomas que se deben observar son: “pupilas pequeñas, contraídas, como de punta de alfiler; quedarse dormido o perder el conocimiento, respiración lenta, débil o sin respiración, sonidos de atragantamiento o gorjeos, cuerpo flácido, piel fría o húmeda y pegajosa, así como manchas en la piel, especialmente en los labios y las uñas”.
Con respecto a la metanfetamina, comentó que se fabrica de manera clandestina, tanto en laboratorios caseros (pequeña escala) destinada a los mercados locales, como en laboratorios con equipos sofisticados y gran variedad de precursores y procesamientos de síntesis.
Indicó que la metanfetamina es un tipo de anfetamina altamente adictiva; muy pronto genera dependencia, lo que a su vez lleva a una mala nutrición, a tener poco sueño, susceptibilidad a enfermedades y problemas de salud mental (delirios, paranoia, depresión, y ansiedad).
Señaló que las principales características de las sobredosis con metanfetamina son: agitación, pupilas dilatadas, taquicardia, hipertensión, respiración acelerada, temblores, disnea, dolor de pecho, hiperpirexia, fallos cardiacos, fallos hepáticos y/o renales, y convulsiones (menos frecuentes).
Finalmente, comentó que en los casos no fatales de toxicidad, se tiene taquicardia, hipertensión y un estado mental alterado (agitación 20% de los casos, 6.12% ideación suicida, y/o 7-12% psicosis aguda).