Colima y México: la Inseguridad que ahoga una nación

APUNTES PARA EL FUTURO
Por: Essaú LOPVI

El estado de Colima en México -para quienes no lo conozcan- es un verdadero paraíso natural y visual, pero paradójica y lamentablemente, frases y diálogos de la película El Inferno (2010) del director Luis Estrada, bien podrían encajar en cualquier día.

En un mundo ideal, uno podría escribir sobre las bellezas naturales, la riqueza cultural o los logros económicos de México y el hermoso estado de Colima. Sin embargo, hoy no es posible ignorar la sombra que empaña a mi país y estado: la inseguridad.

Las recientes y ya cotidianas cifras que revelan a Colima como la ciudad más peligrosa del mundo, y a México con nueve de sus ciudades en el top ten de la peligrosidad, ya han dejado de ser una llamada de alerta y atención para los gobiernos, aunque en la retórica persisten los discursos de preocupación, la realidad de los números demuestran que nada cambia, al contrario, aumenta.

Colima, una tierra de playas paradisíacas y gente hospitalaria, se ha visto envuelta en una ola de violencia que parece no tener fin. Un índice de homicidios de 181.9 por cada 100 mil habitantes (durante el 2022) es una estadística espeluznante que revela la magnitud del problema. Pero este no es un problema exclusivo de Colima; es un síntoma de una enfermedad más amplia que afecta a toda la nación.

¿Cómo llegamos a este punto? La inseguridad en México no es un fenómeno nuevo, pero su persistencia y la magnitud actual son inaceptables. La guerra contra el narcotráfico, iniciada hace más de una década, ha dejado un rastro de violencia y corrupción que se ha infiltrado en la sociedad mexicana hasta sus cimientos.

Las disputas territoriales entre cárteles, la lucha por el control de rutas de tráfico de drogas y la presión constante de la pobreza y la desigualdad han creado un caldo de cultivo para la violencia. Un cultivo que se ha visto favorecido por la inoperancia del actual gobierno, que ha acuñado unas de las frases más irresponsables en la lucha contra la delincuencia, «abrazos y no balazos», «portense bien o los voy a acusar con sus papás y abuelitos».

Los ciudadanos de México y Colima merecen vivir en paz, sin el temor constante a la violencia y la muerte.

Pero la inseguridad no es solo un problema de quienes residen en estas áreas; también es una mancha en la imagen internacional de México. El turismo, una fuente importante de ingresos para el país, se ha visto afectado por la percepción de inseguridad. Los inversionistas extranjeros dudan en apostar por México debido a la incertidumbre que rodea a la seguridad.

En Colima, una capital estatal hermosa, con calles pequeñas y arquitectura colonial, el estruendo de las armas se pueden escuchar a 3 kilómetros a la redonda del epicentro de los ataques, los sonidos de las ráfagas ya se han hecho comunes a todas horas.

Lamentablemente la población ha comenzado a normalizar los hechos de sangre, y cada vez es más común ver a niños menores de 10 años observado la escena del crimen tras la cinta amarilla de la policía. Hay una generación de niños en Colima que crece y recordará -en unos años- cómo su infancia fue escuchando los disparos y observando muertos tras la línea amarilla de la policía.

Entonces, ¿qué se necesita hacer para abordar este problema? No existe una solución fácil ni una ‘varita mágica’ que resuelva todo, pero hay pasos que se pueden tomar para comenzar a revertir esta tendencia.

Primero, se requiere un esfuerzo conjunto de todas las esferas del gobierno mexicano, pero uno real y comprometido, no solo retórica, desde el nivel local hasta el nacional, para abordar la inseguridad de manera integral. Esto incluye reformas en el sistema de justicia, la capacitación y profesionalización de las fuerzas de seguridad, y la inversión en programas de prevención del delito.

Además, México debe buscar la cooperación internacional en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. La violencia en México tiene un impacto en toda la región, y una respuesta conjunta con los países vecinos es esencial.

Por último, pero no menos importante, se debe abordar la raíz de muchos de los problemas: la pobreza y la desigualdad. La falta de oportunidades y la desesperanza pueden llevar a la delincuencia, pero la inversión y apuesta del gobierno no solo debe enfocarse en regalar dinero y esperar que quienes están inmersos en esas situaciones decidan bien, es imperativo invertir en educación, fomento al empleo y autoempleo porque el desarrollo económico es esencial.

Colima y México pueden ser mucho más que estadísticas de violencia. Son tierras de cultura maravillosa, gente amable y bellezas naturales impresionantes. Pero para que ese potencial resalte, se debe poner fin a la inseguridad que está ahogando a la nación. Es hora de tomar medidas decisivas y trabajar juntos para construir un México más seguro y próspero para todos sus ciudadanos.

 

 

9 ciudades de México en el top de más peligrosas en el mundo, Colima la número 1