Investigadores de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad de Colima evaluarán el veneno de alacrán endémico del municipio de Minatitlán, con el objetivo de encontrar algún componente que ayude a eliminar células cancerígenas. Además, buscan acercar a ese municipio el conocimiento relacionado con esta especie de arácnidos.
Leticia Valdez Velázquez, líder del proyecto “Aislamiento de los componentes del veneno del alacrán Centruroides hirsutipalpus y evaluación de la actividad citotóxica en líneas celulares tumorales”, comentó que investigaciones preliminares realizadas por éste y otros grupos de investigación, encontraron que algunos componentes del veneno de alacrán pueden tener un efecto citotóxico en células tumorales, es decir, que mata dichas células.
Este proyecto, financiado por la Universidad de Colima como parte de la convocatoria Fortalecimiento de la Investigación 2023, se centra en buscar estos componentes derivados del veneno, principalmente en la especie Centruroides hirsutipalpus, endémica de Minatitlán.
El veneno de los alacranes, comentó la investigadora, tiene más de cien tipos de componentes, principalmente de origen proteico: “Los dividiremos en grupos o fracciones y evaluaremos cada uno para saber si presentan un efecto citotóxico en una línea celular de cerebro, es decir, si pueden matar a la célula tumoral. Si vemos que esto pasa con un grupo, se continúa la separación de los componentes, o sea, desdoblamos esa fracción y hacemos estas evaluaciones citotóxicas in vitro, hasta encontrar el componente principal que genera este proceso”.
Ante la cuestión de qué hace especial al veneno de alacrán para combatir las células cancerígenas en el cerebro, dijo lo siguiente: “Cuando una célula normal se convierte en cancerígena produce unas células especiales con distinta maquinaria, y encontramos que justo las toxinas de este veneno tienen afinidad especial con algunas partes de la maquinaria de una célula tumoral, es decir, receptores o canales iónicos”.
“Creemos que estas toxinas podrían tener esa afinidad con estos receptores o canales, como se ha visto en otras investigaciones, y por lo tanto llevan a la célula tumoral a la muerte”, agregó. Además, dijo que se sabe que ante un envenenamiento por picadura de alacrán, el veneno ataca directamente al sistema nervioso.
Una vez que el alacrán libera su toxina dentro de un organismo, continuó, “se genera la sintomatología, se entumecen algunas partes del cuerpo, hay dolor, espasmos, taquicardia, dificultad para respirar, entre otros síntomas, que hacen referencia a que los componentes del veneno actúan sobre el sistema nervioso, el cual controla diferentes funciones del cuerpo y está ligado al cerebro, por lo que pensamos que alguno de sus componentes podría tener efecto citotóxico en la célula tumoral”.
De ser así, añadió, esta investigación podría generar una terapia alternativa al cáncer: “Sabemos que las terapias actuales deterioran la calidad de vida de los pacientes, y lo que buscamos es una alternativa menos agresiva, más selectiva”. Además, dijo que este proyecto también busca llevar el conocimiento a estas comunidades: “Es la primera vez que enfocamos un proyecto con un impacto social; es una manera de retribuir a la sociedad de forma directa, ya que nos permiten entrar a sus comunidades a colectar alacranes”.
“Creamos convenios con el DIF y Centros de Salud para llegar a las comunidades alejadas y compartirles conocimiento sobre qué hacer en caso de una picadura de alacrán, cómo reconocer un alacrán tóxico de uno que no lo es, y sobre cuidados a la salud, análisis o estudios que deberíamos hacer periódicamente para prevenir el cáncer”, precisó.
Por último, dijo que en esta investigación también participan estudiantes de posgrado, licenciatura, preparatoria, investigadores del plantel, un investigador de Medicina y una profesora de educación media superior.