¿Y dónde está el apoyo de “la oposición”?: la extraña paradoja de Xóchitl Gálvez

EL ARCÓN DE HIPATIA
Por: Saraí AGUILAR ARRIOZOLA

Nadie es profeta en su tierra… ni gallina en su corral, parece ser. Al menos esa es la que están aplicando los partidos miembros del Frente Amplio a la virtual candidata a la Presidencia Xóchitl Gálvez.

En días recientes se han dado vuelo diferentes encuestas donde, haciendo argucias de preguntas que no insinúen que son campañas anticipadas, se cuestiona el nivel de conocimiento y negativos de las aspirantes, entre otros puntos. Porque si algo gozan los medios y comentócratas es sacar conclusiones de encuestas y hacer pronósticos para meses después hablar de la ineficacia de los sondeos de opinión cuando éstos difieren de los resultados finales. Se olvida que estos estudios no son premisas de adivinación, sino un cuadro de una intención en un momento específico ante una pregunta específica.

Pero más allá de los medios y los líderes de opinión, Xóchitl enfrenta una paradoja extraña.

La aspirante presidencial enfrenta un escenario adverso. Eso no es novedad para nadie, ni para ella misma, quien lo ha confirmado en diferentes entrevistas. No es nuevo que el partido oficialista ha llevado una ola de victorias electorales desde 2018 con el triunfo de López Obrador y con su manto de popularidad y de apoyo gubernamental han cosechado esos triunfos. Pero tampoco toca regatearle el mérito a la oposición de las victorias morenistas. Su desorganización, su empecinamiento a seguir haciendo las cosas como antaño, cuando eran los otrora partidazos o las estructuras invencibles, el rodearse de organizaciones de la sociedad civil, cualquier cosa que ello signifique pero que implica todo menos la sociedad de a pie, ha tenido impacto en sus derrotas.

Cabe recordar que hasta hace unos meses ni siquiera había un jinete de la oposición para la carrera presidencial. Entre la obstinación del presidente a negarle audiencia a Gálvez y la agilidad de ella para convertir este rechazo en un evento orgánico, de consumo viral, sin los miles de asesores con que a las cúpulas de los partidos les gusta rodearse, la senadora se convirtió en la natural candidata. Ella se erigió.

Sin ellos. Con los ciudadanos, no con las ONG. Y los partidos supieron treparse a ese tren, sin duda el único que les quedaba.

Pero hoy, ante los números que ellos mismos han generado, ante los ataques que Xóchitl ha recibido… callan. Los partidos que se congratularon de tenerla como abanderada han mostrado un total desapego.

La carta fuerte de la candidata oficialista no es su simpatía para encender los ánimos. Pero sí cuenta con el arropo y apoyo total del hombre fuerte de su partido y de sus correligionarios. Pues, por más que exista el descontento de un sector, el de los derrotados en la entrega del bastón de mando, ellos saben que #EsClaudia. No como frase de convicción, sino de comando, de que hay ruta a seguir, que van con ella.

Xóchitl tiene el carisma para mover redes y ciudadanos, pero no las estructuras partidistas. Ella cuenta solo con el desgano de unos líderes cupulares, bastante desgastados, por cierto. Así que no será sino en las urnas que sabremos si verdaderamente hemos construido ciudadanía y los ciudadanos, los de a pie, los que no militamos en partidos ni en organizaciones de la sociedad civil, los que día a día con nuestros impuestos financiamos precisamente a estos partidos, tanto opositores como oficialista, decidamos el rumbo de nuestro país. Sabremos si pesan más los clientes que los mexicanos, sin etiquetas, sin más. #EsMéxico.

 

 

Columna publicada con la autorización de Saraí AGUILAR