EL ARCÓN DE HIPATIA
Por: Saraí AGUILAR ARRIOZOLA
La violencia política de género será la bandera de moda en las elecciones por venir en el 2024. Y sí, de moda, porque no hay una convicción de luchar contra la violencia, sino más bien es el resultado de estrategias de comunicación política diseñadas para denostar al adversario.
En el contexto de los sucesos insólitos que acontecen en Nuevo León, donde se ha vivido a punta de amparos, fallidas candidaturas y la duda sobre quién gobierna, apenas hace unos días las redes e incluso la candidata opositora, Xóchitl Gálvez, se rasgaban las vestiduras y con razón por el tuit con intención ofensiva del expresidente Vicente Fox Quesada contra Mariana Rodríguez, influencer y esposa del hoy fallido precandidato fosfo fosfo, Samuel García.
Pero sólo era cuestión de días que para que la propia Xóchitl fuera señalada de lo mismo. La precandidata del Frente acudió a la Universidad Anáhuac a una conferencia en la que tuvo el desatino de mostrar la imagen de un gusano que fue interpretado por los asistentes como alusión a la candidata oficial, Claudia Sheinbaum, además de llamar a no votar por “cara bonitas”, en obvia alusión a Mariana Rodríguez.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP por sus siglas en inglés), la violencia política de género es “es uno de los principales lastres que impiden el ejercicio pleno de los derechos políticos y electorales de las mujeres; es una consecuencia más del estado patriarcal y sus desigualdades estructurales, y su práctica lacera de forma directa los derechos humanos”.
Si bien el mismo INE estipula en su portal que no toda la violencia “tiene elementos de género, pues en una democracia, la política es un espacio de confrontación”, al parecer siguen quedando lagunas y abusos en el término.
En el caso de Vicente Fox, no queda duda que la agresión dirigida a Mariana Rodríguez aplicaba en el ámbito de género y político, ya que aunque se haya caído la candidatura, ella sigue siendo funcionaria estatal de gobierno de Nuevo León. No obstante, en el desafortunado caso de Xóchitl Gálvez, la anécdota no pasa más allá de un mal asesoramiento y de una burla de poco atino. El dibujo que mostró puede ser adjudicado a cualquier aspirante, independientemente de su género.
No obstante, llama a sorpresa que dentro de las mismas indignadas con razón, mujeres de reconocido feminismo como Patricia Mercado, conocida por su espíritu libertario, no le enmendaran la plana a Mariana Rodríguez en su molestia expresada por ser llamada “dama de compañía” y externarlo como algo “vulgar”. ¿Realmente la ofensa es un juicio moral? ¿Qué no se trata de lo aberrantes que son la trata de personas y el comercio sexual? ¿Las niñas y mujeres en trata son “vulgares”?
Por último, es interesante ver que no lograremos consensos ni una agenda solidaria social con sornas tipo “cállate prro” ni con el hecho de que sólo las mujeres poderosas consigan justicia.
La no violencia –no solo política, sino la vida libre de ella– debe de ser para todas. Sin tintes ni revanchas.
Al fondo del Arcón
Cuando se escribió esta columna, Samuel García anunciaba que regresaría a la silla gubernamental, el Congreso de Nuevo León decía que no podía hacerlo sin su aval y se cocinaba la posible candidatura de otro gallo o gallina naranja. A la velocidad surreal con que ocurren los acontecimientos en el estado, es posible que cuando lean esta columna el escenario sea otro.
Columna publicada con la autorización de Saraí AGUILAR ARRIOZOLA