APUNTES PARA EL FUTURO
Por: Essaú LOPVI
En medio de la vorágine informativa cotidiana, la reciente emisión anual de deuda en México, según datos compartidos por Simón Levy en su cuenta de X, merece una pausa reflexiva.
Levy, en su momento, fue uno de los personajes que acompañaron al presidente Andrés Manuel López Obrador en su campaña e inicio de gobierno, y sus observaciones agregan un matiz particular a la situación económica actual.
Al llegar al año 2024, México se encuentra frente al mayor déficit fiscal en las últimas tres décadas, una señal de que los ingresos públicos no están a la par con el gasto gubernamental. Esta disparidad ha llevado al gobierno a recurrir a la emisión de deuda como una medida para financiar sus operaciones y programas.
El objetivo declarado es reducir el costo financiero a largo plazo de la deuda, que hoy en día es un 45% más cara que en 2018. Levy señala que los mexicanos se ven obligados a destinar una parte creciente de sus ingresos al pago de intereses, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de esta estrategia a largo plazo.
Es cierto que se ha llevado a cabo una emisión de bonos con tasas aparentemente favorables en tres tramos diferentes. Sin embargo, Levy destaca que este gobierno ha contraído más deuda en comparación con sus predecesores, incluso si ha logrado reestructurar el perfil de pago de intereses y ha colocado una parte importante de la deuda a largo plazo.
“Los bonos se colocaron en 3 tramos: uno a 5 años que pagará una tasa de 5,07%, 37 puntos básicos más barato que en enero de 2023, según SHCP, con un cupón de 5% por un monto de 1.000 millones de dólares; un bono a 12 años que pagará una tasa 6,09%, 30 puntos básicos más barato que hace un año, con un cupón de 6% por un monto de 4.000 millones de dólares; y un bono a 30 años que pagará una tasa de rendimiento de 6,45%, 11 puntos básicos más caro que los bonos emitidos en abril del año pasado, cupón de 6,4% por un monto de USD2,500 millones”, señala Levy
“Es una muy buena colocación financiera pero debe dejarse de decir que no contrata deuda. Este gobierno se ha endeudado más que los anteriores en comparación, ha amortizado más el pago de intereses y ha colocado más deuda a largo plazo”.
La economía mexicana, en promedio, ha crecido a un ritmo modesto del 1.1% durante todo el sexenio, una tasa que apenas ha logrado mantener el tamaño de la economía en niveles similares a los de 2018. Esta realidad económica pone de manifiesto la necesidad de evaluar la efectividad de las políticas gubernamentales en términos de crecimiento sostenible.
Levy sostiene que la proporción de deuda con respecto al crecimiento económico parece manejable en un 48.5%, según las métricas oficiales. Sin embargo, analizando los datos con mayor profundidad, surge la realidad de que la deuda, en términos reales, es casi un 53% más alta que durante la administración de Enrique Peña Nieto.
El gobierno argumenta que la deuda debe medirse en relación con el Producto Interno Bruto (PIB), pero Levy y otros críticos sostienen que el verdadero criterio de evaluación debería ser el déficit público. Este año, el gobierno planea gastar considerablemente más de lo que se espera recaudar, generando un déficit del 5%, la cifra más alta en años.
Los efectos de esta situación se hacen sentir en la vida cotidiana de los ciudadanos. Aunque se espera un aumento en los ingresos, Levy advierte que el impacto real podría ser menor debido al aumento de impuestos que se vislumbra después de las elecciones. Es un panorama económico complejo que se refleja en la cotización del dólar, con tasas de interés elevadas y un flujo constante de remesas como factores clave.
De este modo, la situación actual de la deuda en México, según los datos compartidos por Simón Levy, no es solo una cuestión de números y finanzas gubernamentales. Es un tema que afecta directamente a la calidad de vida de los ciudadanos. La ciudadanía debe estar atenta, comprender las implicaciones y participar activamente en el diálogo sobre el futuro económico del país.