APUNTES PARA EL FUTURO
Por: Essau LOPVI
No es la primera vez que ocurre, ni que escribo sobre este tipo de acciones de un gobernante, pero lo que sucedió la semana pasada en La Mañanera y por lo que significa que lo haya hecho el presidente de la República, prende todas las alarmas y no es cosa menor para el gremio.
Sobre el hecho hay muchas aristas, vertientes e hipótesis para analizar, pero hoy solo me concretaré a lo que compete al ejercicio periodístico y el ataque sistemático en contra de la prensa.
En los últimos días, México ha presenciado un episodio que no solo revela el desprecio por la libertad de prensa, sino que desnuda la verdadera esencia autoritaria que yace bajo el disfraz de demócrata que ha intentado sostener el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
La reciente exhibición sin el menor recato del teléfono celular de la corresponsal del New York Times en México – tras un reportaje que lo exhibe – durante su conferencia matutina, conocida como la «mañanera», no solo constituye un ataque directo a la libertad de expresión, sino que también ilustra el peligroso camino hacia el totalitarismo.
En un acto sin precedentes de arrogancia y desprecio por la seguridad de los periodistas, AMLO decidió públicamente divulgar el número telefónico personal de la corresponsal del New York Times, Natalie Kitroeff.
Esta acción, lejos de ser un simple error, representa una clara violación de la Ley de Protección de Datos Personales y un evidente menosprecio por la seguridad de los profesionales de los medios en uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo en el hemisferio occidental.
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) expresó su profunda preocupación, destacando cómo esta acción imprudente puso en riesgo no solo a la periodista afectada, sino a todo el equipo del New York Times en México. La respuesta del presidente, lejos de mostrar arrepentimiento o preocupación por la seguridad de los periodistas, fue defender su acción bajo la falaz premisa de una supuesta «autoridad moral» y una peligrosa interpretación de su libertad por encima de las leyes de transparencia y protección de datos.
Las palabras del presidente durante la conferencia revelan su desprecio por la ley y su creencia en que está por encima de ella. Su argumento de que su libertad o voluntad está por encima de las leyes de protección de datos personales es una muestra clara de su tendencia autoritaria, donde su propia interpretación de la dignidad presidencial justifica cualquier acción, incluso violaciones flagrantes de la ley.
El Ejecutivo no entiende que él no es México, tampoco su voluntad es la Ley y que es el funcionario público de más alto rango por lo tanto es natural que esté sujeto al escrutinio periodístico y es el primero que debe respetar la Ley como lo juró en su toma de protesta en el 2018.
El intento de AMLO de desacreditar a los medios de comunicación y su acusación infundada de estar al servicio de intereses creados revela una estrategia peligrosa para socavar la credibilidad de la prensa independiente y silenciar cualquier voz crítica.
Su desprecio por los cuestionamientos periodísticos y su predisposición a utilizar su posición para atacar a aquellos que lo critican, constituyen una clara amenaza para la libertad de prensa en México.
Las reacciones de solidaridad de periodistas y comunicadores de todo el país muestran la gravedad del incidente y la preocupación por el futuro de la libertad de expresión en México. Desde la ironía hasta la indignación, las respuestas han dejado claro que la sociedad mexicana no está dispuesta a aceptar el autoritarismo disfrazado de democracia.
El incidente del teléfono celular expuesto durante la mañanera no es simplemente un error aislado, sino un síntoma preocupante de un gobierno que se aleja cada vez más de los principios democráticos y se adentra peligrosamente en el terreno del autoritarismo.
Es indispensable e impostergable que la sociedad mexicana y la comunidad internacional estén alertas ante estos ataques a la libertad de prensa y continúen defendiendo los derechos fundamentales en un momento crucial para el futuro de la democracia en México.