APUNTES PARA EL FUTURO
Por: Essaú LOPVI
Igual que Hugo Chávez y Nicolás Maduro se la pasaron prometiendo la recuperación económica y progreso para Venezuela, cada año en el poder sin cumplirlo. El presidente Andrés Manuel López Obrador en México ha hecho lo mismo en dos rubros: seguridad y salud y al igual que sus pares sudamericanos no ha cumplido.
Aunque también ha prometido hasta el cansancio que la corrupción ya no existe en el gobierno federal y que la inseguridad se erradicaría desde el primer día de su mandato, en esta columna solo me centraré en un tema que además de la inseguridad, a todos nos afecta y lo vemos día con día, la salud.
Y es que cabe señalar este punto, mientras a los gobiernos de centro y derecha se les juzga (como debe ser) por los resultados comparados con las promesas; a la izquierda históricamente se le juzga por sus buenas intenciones y no por sus resultados, es decir, la retórica es mejor vista que los hechos, en Latinoamérica.
En un México donde la salud pública agoniza entre recortes presupuestarios y promesas incumplidas, la distancia entre la visión proclamada por el presidente Andrés Manuel López Obrador de equiparar al país con Dinamarca y la realidad desgarradora que enfrentan millones de mexicanos es abismal.
El discurso de López Obrador, que repetía incansablemente la comparación con los países nórdicos en el ámbito de la salud, se desvanece ante los testimonios desgarradores recopilados por la investigadora Nayeli Roldán en su profundo análisis para Animal Político.
En lugar de avanzar hacia un sistema de salud de primer mundo, México ha retrocedido, sumiendo a su población en una crisis sanitaria sin precedentes.
La tragedia se manifiesta en historias como la de personas que deben recurrir a rifas para adquirir insumos básicos para los centros de salud, enfermeras improvisando dosis de insulina por falta de jeringas adecuadas, y madres desesperadas buscando vacunas para sus hijos en redes sociales. Esta desoladora realidad contrasta dramáticamente con la visión utópica vendida por el gobierno.
La debacle de la vacunación, que pasó de ser un orgullo nacional a un desastre logístico y económico, es solo una faceta de esta crisis. La desaparición del Seguro Popular, sin un sustituto funcional, ha dejado a millones en la indefensión, mientras que el destino de miles de millones de pesos destinados a la salud sigue siendo un misterio.
El gobierno de López Obrador, lejos de cumplir su promesa de elevar la calidad de vida de los mexicanos a través de un sistema de salud de clase mundial, ha exacerbado las desigualdades y la precariedad en este ámbito. La retórica política ha sido desmentida por la cruda realidad que enfrentan día a día millones de personas en México.
Es hora de que el gobierno asuma su responsabilidad y priorice verdaderamente la salud de sus ciudadanos. La transformación prometida no puede seguir siendo una ilusión mientras la población sufre las consecuencias de políticas fallidas y recursos mal gestionados.
Es tiempo de acciones concretas y transparentes para remediar esta crisis que afecta a los más vulnerables de la sociedad mexicana.