EL ARCÓN DE HIPATIA
Por: Saraí AGUILAR ARRIOZOLA
Es la hipotenusa, pero en días pasados el partido oficialista, tuvo que resguardarse entre sus corifeos para justificar dos yerros mediáticos. Y claro, muchas veces la justificación sale peor y terminan enredándose más y más.
Tal fue el caso de Jenaro Villamil, encargado del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR), y el senador de la bancada de Morena, Adolfo Gómez Hernández.
Primero fue la camiseta. En sus redes oficiales Morena publicó como triunfo un hito del orgullo machista: la imagen de una playera con la leyenda “Un verdadero hombre nunca habla mal de López Obrador” y de fondo una imagen de la Santa Muerte, un culto al que se relaciona con el narcotráfico.
Como era de esperarse, la imagen causó revuelo. Entre los señalamientos del machismo implícito en la frase al promover el cliché de los “hombres de verdad” y la alusión a un referente de la violencia criminal que asola el país, los otrora llamados tuiteros de la transformación alegaban que era solo un meme, nada real… aunque en pocas horas se confirmó la existencia de dichas camisetas.
De acuerdo con información consultada por Infobae México, las playeras de la Santa Muerte en apoyo a AMLO fueron creadas por la marca “Camisetas Pendejas”, dedicada a la fabricación de ropa con diseños humorísticos o con mensajes polémicos, sin que necesariamente apoyen a una ideología política o religiosa. No obstante, no escapa el detalle de casualidades que causan escozores.
El titular del Sistema Nacional de Radiodifusión del Estado Mexicano, en medio de la polémica, fue viralizado en un video de su cuenta de Tik Tok del mes de noviembre, en el que presume la controversial playera de la Santa Muerte y del más rancio machismo.
Lejos de ser responsable por las implicaciones que conlleva que un funcionario público sea promotor de discursos machistas, en un país donde los feminicidios y violencia de género va en aumento y el crimen organizado toma control de ciudades, a él pareció no importarle. Y lejos de admitir lo grotesco del mensaje, emprendió una airada pero accidentada defensa de la camiseta, donde su mejor argumento es que era de noviembre, como si el mensaje hubiese sido menos grotesco cuatro meses atrás, además de salir con un discurso trillado de los resentimientos, y que la playera no era playera sino …un meme.
Y el funcionario seguía hundiéndose en su propia fallida argumentación, cuando el senador Adolfo Gómez Hernández mató a una gallina en el Senado, justificándose en usos y costumbres.
El sacrificio fue realizado en uno de los patios de la terraza del piso dos de la Cámara alta por un grupo de indígenas invitados por el legislador morenista.
Ante el aluvión de deslindes, incluso de su bancada, el senador aceptó la comisión de un ilícito al admitir que sabía que era prohibido el ritual que hizo. Pero alegó regirse por los usos y costumbres y una ley mayor, cualquier cosa que eso signifique hacer uso de su fuero.
Al parecer, el uso y costumbre que no conocen estos funcionarios es la vergüenza. Lo único que con ellos queda como meme es la dignidad del servicio público.
Columna publicada con la autorización de Saraí AGUILAR ARRIOZOLA