LOS MOSQUITOS DE DINAMARCA
Por: Carlos M. Hernández Suárez
El presidente López Obrador ha dicho repetidamente que pronto tendremos un sistema de salud como el de Dinamarca. A pocos meses del fin de su sexenio, lo continúa repitiendo.
Solo un iluso podía pensar eso, y el presidente no lo es.
Afirmarlo solo por el afán de engañar a la gente es una falla estratégica desde el punto de vista político, social, científico o por el lado que se le quiera ver, y el presidente no es tonto. Pone en problemas a la candidata Sheinbaum porque no le permite hacer declaraciones sobre el sistema de salud en México: decir que va a mejorar, sería patear el pesebre, y decir que lo va a mantener, sería peor.
Entonces, ¿de dónde salió esa afirmación sin sentido?
Esa afirmación tiene su origen, seguramente, en el cuerpo de asesores. El círculo pretoriano que teme darle malas noticias. El círculo pretoriano que le dijo que para construir el tren Maya no se necesitaría cortar un solo árbol, que la refinería estaría concluida desde hace rato, que la pandemia nos iba a hacer lo que el viento a Juárez, que se podía negociar con todos los cárteles y que los transgénicos son dañinos para la salud.
El líder, de cualquier país, tiene un círculo pretoriano, similar a las guardias pretorianas que resguardaban a los emperadores romanos, y ven el mundo con los ojos de ese círculo, lo cual es comprensible porque el día tiene 24 horas para el presidente Biden, para Putin, o para AMLO, y alguien tiene que digerirle las noticias.
Estas guardias pretorianas no dejan que el populacho se acerque al presidente y por ende, no dejan que el presidente se acerque al populacho. ¿El presidente ve videos de Youtube o Tik Tok? Por supuesto, pero usted no se lo imagine en una mesita, en una compu, navegando la web. Ve lo que le muestran sus asesores, y ese aislamiento, le permite ver un cuadro distorsionado.
Hay gente que piensa que no es importante saber, conocer, tener una cultura general; que solo basta con rodearse de buenos asesores, pero esto es falso. Cualquier persona que haya tomado decisiones se encontrará con opiniones muy diferentes y al final, la decisión la tiene que tomar el responsable. No basta con tener algunos buenos asesores, sino que se debe tener formación suficiente para amalgamar y concluir de aquello que los asesores sugieren. Cada asesor tiene una visión de túnel, que le permite ver una pequeña parte del problema, lo que me hace recordar el cuento donde un puñado de personas que no conocen los elefantes, tratan de describir uno en una habitación oscura: los que tocan las patas lo describen como un árbol, los que tocan la cola lo describen como un látigo, los que tocan la trompa lo describen como una serpiente, y así, los que tocan las orejas, los colmillos y la cola, dan su propia perspectiva.
Lyndon B. Johnson, presidente de Estados Unidos, era conocido por su personalidad fuerte y sus peculiares métodos de liderazgo. En una ocasión, para enfatizar la importancia de seguir su propia visión más allá del consejo que recibía, Johnson dijo: ‘Si tuviera que escuchar a mis asesores todo el tiempo, probablemente estaría encerrado en un cuarto oscuro y sin ventanas. A veces, tienes que salir y ver la luz del sol por ti mismo’.
El que convenció al presidente de que podríamos llegar a tener un sistema de salud como el de Dinamarca, no le dijo que en Dinamarca no hay mosquitos.