Bajo el sol
Por: Carlos AGUIRRE CEBALLOS
El pasado 31 de julio y el primer día de agosto de este 2024, no se olvidarán fácilmente en la mente de los responsables de logística de las empresas cuya carga se interna a México por Manzanillo, uno de los puertos más importantes de América.
Tampoco podrán olvidarlo los miles de conductores que quedaron varados por muchísimas horas, en medio de un calor infernal, que no pudieron ingresar al puerto, o salir de él, para movilizar carga; o no pudieron llegar a su destino vacacional, a su “Air b&b”, o a su “share time”, hotel o lo que fuere; No lo olvidarán los familiares del operador del tractocamión, quien murió debido a la imposibilidad de traslado para ser atendido.
Cada uno de los ejemplos de quienes no lo olvidarán, tiene sus propias consecuencias e implicaciones. Veamos una, la de la logística…y solo por encimita.
Los grandes corporativos, los armadores de coches, por ejemplo, trabajan en jornadas “just in time”, en las que el tiempo literalmente vale oro, no pueden darse el lujo de perder un día en el trayecto y menos dos. Tienen las horas contadas y perder algunas de ellas por el retraso de algún suministro, implica detener la línea de producción con las consecuentes pérdidas económicas.
Estas pérdidas económicas, por cierto, son irrecuperables. Si acaso se compensarán con algunas acciones que emprendan, pero lo perdido, ya se fue, perdido está. Miles de horas hombre, de toneladas-carga y de kilómetros-camión se quedaron varados en las inmediaciones, accesos y salidas del puerto.
La cadena de errores que generó el caos de tráfico en Manzanillo y sus inmediaciones, afecta la confianza que se tiene en el puerto. Si bien es cierto que una contingencia de este tamaño es un riesgo latente en cualquier puerto del mundo, también es cierto que aquí no hubo la menor idea de cómo enfrentarlo y parecía que las autoridades portuarias, culpaban a la aduana y esta a aquella, pasándole ambos la culpa a la autoridad local. Hasta el proveedor de internet resultó culpado, que, porque limitó la prestación del servicio por mantenimiento, dijeron. El gobierno estatal brilló por su ausencia, incluso la gobernadora, en su conferencia de prensa de ayer, evitó el tema, sus funcionarios que debieron involucrarse, no dijeron no lo hicieron.
Es muy grave todo lo que implica esto y es muy importante saber porqué sucedió para en lo posible evitarlo, o ante la imposibilidad de ello, al menos minimizar el impacto.
Hacer las cosas a la carrera o con una mirada miope, solo trae consecuencias como la vivida estos dos días, el último de julio y el primero de agosto de este 2024. ¿Qué intereses personales evitaron que el puerto creciera en el vaso 2 de la Laguna de Cuyutlán, lo que era lógico y forzaron el crecimiento y desarrollo del puerto en la Laguna de Tapeixtles y hacia Jalipa, a donde motivaron, con la cándida idea del patio regulador en esa zona, el establecimiento de patios de servicios, conocidos como “patios de contenedores” en esa área? Quienes decidieron en ese sentido, lo saben muy bien, e incluso el mayor negocio que hubiesen pretendido hacer, o estén haciendo, es menor que la realidad del daño que han generado.
Cuando al inicio de la segunda década de este siglo, estalló la huelga en los puertos de California, en Estados Unidos, las líneas navieras se vieron forzadas a cambiar destino y llegaron directamente a Manzanillo y lo hicieron suyo como su puerto de acceso a América, al menos temporalmente. Cuando no tienes como ahora se vio, la seguridad de operación y maniobra en tu puerto de destino, lo más probable es que el responsable de logística considere otras opciones o que el Plan B que toda empresa tiene, cobre fuerza.
No olvidemos que cada vez son más los barcos que están atracados en la Bahía de Manzanillo esperando turno de descarga, esto es una muestra de que nuestro puerto, del que tanto hemos hablado y presumido, está perdiendo competitividad y está siendo rebasado por la demasía de carga, diciéndonos a gritos que urge un replanteamiento operativo y logístico en San Pedrito y al menos una terminal de contenedores, una múltiple, una de graneles y una de combustibles, en el vaso 2 de la Laguna de Cuyutlán.
En caso de seguir ignorando estas señales y se sigan tomando decisiones como hasta ahora, el puerto de Manzanillo crecerá, pero en Lázaro Cárdenas, si bien nos va.
Nos leemos pronto, bajo el sol