¿QUÉ VIENE?
Por: SEAN OSMIN HAMUD RUIZ
El poder, esa proyección personal que pretende dirigir, influir y permear las ideas propias como rieles del actuar común, a o largo de la historia, se sabe, ha sido el fin último de muchos liderazgos.
Siempre ha representado una dificultad armonizar la unilateralidad con la pluralidad, pues la tentación de imponer es permanente, asumiendo que es más simple forzar que consensar.
Sin embargo, en un gesto que creemos signo de evolución, para efectos de organización social, nos hemos preocupado por diseñar e implementar el sistema democrático como el mejor intento hasta ahora para conseguir que éste se ejerza considerando distintas formas de pensar, diferentes intereses, variados objetivos.
Entonces, una forma simplificada de que seamos tomados en cuenta es el voto y a partir de ahí, muchos sufragios en un sentido marcan la preferencia de la mayoría.
Si los más se equivocan no significa que el sistema deba colapsar, significa solamente que habrá oportunidad de corregir en un futuro cercano. Al menos en teoría.
Tinta ha corrido ilustrando ejemplos de democracias que paren dictaduras a lo largo y ancho del globo, desvirtuando ello y ese peligro se comienza a otear en el horizonte inmediato de nuestro país.
Vislumbrando el futuro, no hay duda alguna, la Dra. Sheinbaum ya está en las letras de la historia que se estudiará. Mujer, identificada con la izquierda, académicamente calificada, perteneciente a una minoría étnica. Todas características ineludibles y peculiares; distintas a los perfiles tradicionales.
Ya con su constancia de mayoría en mano, esta formalidad legal la instala a unos centímetros del ejercicio presidencial. Indispensablemente tendrá que ir mostrando su esencia ejecutiva.
A pesar de que a muchos podría parecernos indeseable la ratificación que verbalizó en su mensaje, de plena identificación con el “humanismo mexicano” y su creador, se tiene que entender que el movimiento le permitió la posición donde está. Inclusive esa aclaración pública sobre su negativa a criticar al presidente saliente, hay que intentar entenderla.
Si no quiere criticar, que no lo haga, es su gusto. La obligación está en la corrección.
Esperar un golpe de timón es ilusorio, casi infantil pensarlo. Lo que si debe estar en sus diagnósticos y objetivos es, objetivamente, discernir lo aprovechable, los ajustes a realizar y el país futuro que desea como legado.
Andrés Manuel ha dado cátedra sobre lo que significa utilizar el poder para imponer sus ideas. Mi deseo profundo es que la presidenta nos sorprenda actuando, no como apéndice, no como autócrata. Que actúe sabiendo leer las múltiples realidades de nuestra nación y que se convierta en ESTADISTA.
MICROCUENTO
Desperté. Vi mi reflejo y no era yo. Miré alrededor y no era mi casa. Hice oración, pero no reconocí ese credo. Asomé por la ventana y nada común hallé en el paisaje. Cerré los ojos apretando párpados. Recordé un ejercicio de respiración profunda y lo apliqué. Sentí relajarme y volví a mirar. Todo apareció normal. No vuelvo a mezclar esos pastelillos con lecturas kafkianas.