COLIMA.- Carmen Sepúlveda, integrante de la Red de Desaparecidos Colima AC, y quien ya tiene más de 6 años buscando a su hijo señala que la desaparición de un familiar es algo que no se supera, se vive con ello todos los días, aunque hay fechas que duelen más, que se remueve la espina.

«Es algo que no se supera que se apaga por momentos pero se vuelve a reviviR exactamente en los tiempos que nuestros hijos desaparecen. Mi hijo acaba de cumplir los 6 años y el 12 de septiembre es su cumpleaños. Entonces son fechas que siguen latiendo, que te hacen falta, que nunca va a dejar de hacer falta pero que a veces se calma. Los 10 de mayo, las navidades. Todos esos días, exactamente, todos esos días se vuelve a recordar y vuelve a doler».

Reconoció el trabajo que realiza el personal de la Fiscalía General del Estado que se coordina con ellas, sin embargo asegura que son jornadas extensas y eso hace que muchos pidan luego su cambio a otras áreas, o que los que son contratados recientemente deserten porque la paga es mala y el trabajo mucho.

Dio a conocer que en lo que va del año, las denuncias de personas desaparecidas y no localizadas son de 398; mientras que el histórico de desaparecidos en Colima, de acuerdo a sus datos es de mil 149, siendo la carpeta más antigua una de 9 años y las mas recientes un par que tienen alrededor de 15 días.

Mencionó que existe mucha burocracia en la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas (Ceeavi), en donde tienen que otorgarles su carnet de víctimas. También citaron algunos casos y expedientes en los que las autoridades los traen de un lado a otro, entre los estados de Colima y Jalisco.

Luego de recorrer las calles desde la Plaza de los Desaparecidos Colima, por la Calzada Galván y Madero hasta llegar al Jardín de la Libertad, cientos de familias que portaban lonas y carteles de sus desaparecidos alzaron la voz para exigir que aparezcan; se dieron muestras de apoyo entre ellos y se repetían una y otra vez que no estaban solos, que los respaldaba la comunidad que ahora formaban, unidos por el mismo dolor.

«El estado le debe mucho a las familias de tantos desaparecidos, asesinados y violentados», dijeron algunos que tomaron el micrófono.

«Gritamos sus nombres, pedimos justicia».

«Si hizo algo malo ya lo pagó, regrésenmelo»», dijo alguien más.

«Queremos por favor que se paren de sus sillas y se pongan a buscar, que es su trabajo. Porque si fueran sus hijos, créanme que se levantarían y voltearían el mundo de cabeza», señaló una mujer mujer dirigiéndose a los funcionarios..

«Empaticemos humanamente como sociedad para que futuras generaciones, nuestros hijos, nietos, hijos de sus hijos, los hijos de quienes nos rodean, por todos exijamos justicia, tejiendo paz».

Hombres y mujeres con lágrimas que rodaban por las mejillas, clamaban por los familiares desaparecidos, con la voz entrecortada pronunciaban unas cuantas frases o un discurso, pero al final, eran reconfortados con el grito de los presentes, ¡No estás sola o solo!

Carlos Donaldo Campos Sepúlveda, el maestro Mario Eduardo Rodríguez, Quique, Johana Isabel López Álvarez La China, Cristian Nicolás Velasco, Alexis Guadalupe Jiménez, José de Jesús Arias Rolón, Elsa Verónica, Doris Liliana Rodríguez Castro, Miguel Ángel Cano Preciado, Stefano Alexander Castellanos, Adrián Fonseca Núñez, fueron algunos de los nombres que ahí se mencionaron por parte de sus familiares, otros estaban en las fotos y lonas que portaban.

Pronunciamiento de la Red de Desaparecidos Colima:

Nosotros somos parte de la herida, también somos esa parte de la sociedad que se duele por la circunstancia que nos atraviesa los corazones, la ausencia de nuestros seres queridos; y que por una o mil razones se nos castiga con el silencio.

Nosotras y nosotros quienes en algún punto de nuestras vidas, nos encontramos con un mismo propósito, buscar y encontrar; en diferentes caminos recorridos con pasos firmes y con temor también, hemos creado lazos de unión, que nos dan la fortaleza y la esperanza de que si esta vida no nos alcanza para encontrar a mi hija, hijo, esposo, esposa, madre, padre; confiamos en que los miembros de esta nueva familia, no reparará en encontrar a los míos, a los nuestros, porque la consigna siempre ha sido la misma: HASTA ENCONTRARTE.

Hoy, en este día queremos conmemorar a nuestros familiares con este tejido que con nuestras propias manos han sido elaborados, decirles no sólo a ellos, sino a la sociedad entera, que aún siguen siendo parte del tejido social que día a día se rasga.

Pero también, nos une y nos entrelaza para ofrecer nuestras heridas que al pasar del tiempo nos han dado la fortaleza de mirarla y transformarse en un lazo bello entre las familias de este colectivo.

Kintsugi es una técnica de origen japonés que consiste en reparar fracturas de cerámica con barniz de resina espolvoreado con oro, y qué filosóficamente plantea que las rupturas o reparaciones forman parte de la historia del objeto y que deben mostrarse en lugar de ocultarse, incorporarse y además hacerlo embellecer el objeto, poniendo de manifiesto su transformación e historia, dándole un nuevo valor, se convierten en piezas únicas y de belleza extraordinaria precisamente por mostrar y realzar sus cicatrices.

Así pues, metafóricamente cada recuadro de este tejido representa a la familia de la persona desaparecida que unidas por el hilo dorado, mostramos nuestra herida y que nos une a esta Red Desaparecidos Colima, y precisamente es esta red en la que hemos encontrado la guía, soporte, amistad, generosidad, y sobre todo, FORTALEZA.

Una gran familia que hemos decidido unir nuestras historias con un hilo dorado que representa la dualidad de lo divino con el dolor, ya que se dice que el hilo dorado representa los momentos dichosos en la vida de las personas. En este caso, la angustia, la zozobra y el desasosiego.

El silencio se vuelve ensordecedor.

La indiferencia nos deshumaniza.

La angustia cuando llega, no se va fuera con facilidad.

Y dentro de la angustia, viene el resurgimiento, la reconstrucción.

Porque no buscamos culpables, sólo queremos saber

¿DÓNDE ESTÁN?

Día internacional de las Víctimas de la Desaparición Forzada.

Colima, Col. 30 de agosto de 2024.

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