En palabras Llanes
Por: Alberto LLANES
Soy parte de la Universidad de Colima desde 1999, año en el que me decidí por estudiar la licenciatura en Letras y Periodismo en la muy querida Facultad de Letras y Comunicación; desde ese año tengo mi registro como alumno con el número de 998070, que es como se me conoce, en el sistema universitario, cuando quiero ser estudiante «aunque en realidad nunca he dejado de serlo, la verdad porque siempre, siempre, siempre estamos aprendiendo».
Yo, que soy un hombre más de letras que de números, en este justo momento me voy a poner a sacar cuentas «a ver qué tal me salen, no respondo chipote sea chico o sea grande».
De 1999 a la fecha han pasado ya veinticinco años «creo que esa cuenta la tengo bien, no ando tan mal en matemáticas». Como trabajador, el número que tengo asignado según el momento de mi contratación es el de: 5869 «siento que me persigue el ocho desde mi año de nacimiento 1978».
Voy a volver a sacar cuentas «espero que en esta ocasión me vaya mejor», voy a cumplir veinte años laborando para la máxima casa de estudios de nuestra entidad. Entré octubre de 2005; de esa fecha para acá son diecinueve años. Primero estuve en la Dirección General de Publicaciones «durante catorce años», como editor, promotor, profesor, gestor cultural y todo lo que se puedan imaginar con respecto al libro; desde el 2019, septiembre para ser un poquito más preciso, colaboro directa y totalmente para mi querida Facultad de Letras y Comunicación.
Recuerdo que mi jefa Guillermina Araiza Torres «mi primera jefa siendo ya empleado universitario» decía que ella había estado en todas las ferias del libro universitario Altexto; yo puedo decir que también estuve y he estado en todas y en tres facetas diferentes; primero como estudiante, después como trabajador directo de publicaciones «y encargado del programa de la feria, así como del programa de fomento y difusión de la lectura de la dirección» y ahora como un colaborador desde la Falcom, pero siempre he estado ahí y seguiré estando si me siguen invitando vaya la redundancia.
Tengo, entonces, veinticinco años yendo todos los días «antes, incluso, iba a trabajar los sábados», al mismo lugar… primero en la Falcom cuando estudiante, luego a publicaciones-Falcom como empleado «pongo publicaciones-Falcom porque desde 2010 empecé a dar clases en la facultad en la que estoy adscrito actualmente» y, ahorita, exclusivamente en la Falcom.
En estos veinticinco años de ser loro, universitario… he visto a la Universidad de Colima muy bien, pero a veces muy mal, a veces regular, como le sucede a una persona, tenemos días buenos, malos, regulares. Sin embargo, hace tiempo que no veía a la Universidad de Colima levantar el vuelo como lo está ahora; en gran parte se debe al rector y no quiero decir que otros rectores no, pero con Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño se ha visto-sentido una universidad más viva, colorida, con mucha energía, revitalizada y revitalizante, no me atrevería a decir más verde, pero sí, más verde, pintada, remodelada, con muchas novedades, voy a hablar de las que conozco…
…por ejemplo, la plaza Cosmos, un lugar en el corazón del campus central donde estudiantes, trabajadores, visitantes y una que otra fauna universitaria «ardillitas, pájaros de las más variadas especies, entre otros» pueden disfrutar de hermosas vistas, aire natural, conexión a internet, una rica torta o chismesito universitario rico, a la par que hacen tareas, escuchan música, ven una serie, ríen y disfrutan los avatares de una carrera universitaria, en tanto toman agua de la purificadora de agua universitaria que, con un peso, llenas un litro, con dos, dos litros y con diez pesos, un garrafón de veinte litros, ¿el problema?, lo dijo el rector, es que tendrás que cargar el garrafón… pero sirve que haces ejercicio y te pones medio trabado dependiendo hasta donde vivas o lleves a cuestas, cual pípila a propósito del mes patrio, el bendito garrafón.
He recorrido la universidad y me explico. Cuando me entra un ataque obsesivo compulsivo o de ansiedad, no lo sé, lo mejor que hago es salirme a caminar por todo el campus, cuento incluso los pasos, no estoy satisfecho hasta que doy cinco mil, seis mil y complemento con ejercicio en mi casa; al ir por la universidad, me he dado cuenta de que se le está dando, como hace tiempo no se hacía, mantenimiento; el domo «así conocemos al espacio que está entre las facultades de Trabajo Social, Enfermería y Letras, estaba en estado deplorable, se ha reestructurado y el otro día pude guarecerme ahí, bajo el domo y sin mojarme, cuando se vino una tormenta y caminaba rumbo al checador, por cierto, chequé, por culpa de lluvia y falta de un paraguas por mi parte treinta minutos tarde, espero no sea en detrimento mío».
Repito, he recorrido la Universidad de Colima y he visitado ene cantidad de bachilleratos llevando múltiples talleres de escritura creativa y de lectura, he visto los espacios limpios, bonitos, creo que el rector nos está dejando una universidad muy bonita, se siente uno que entra a territorio loro, como bien dice en el edificio de la antigua rectoría, se siente uno parte de… o que pertenece a… Me falta recorrer algunos bachilleratos, ya me quedan pocos, sin embargo, por medio de las letras y la escritura he llegado incluso a un bachillerato bien hermoso: el de Camotlán de Miraflores.
Qué orgullo ser universitario, qué orgullo pertenecer a una institución sólida como la Universidad de Colima, bonita en su forma y en su fondo, hermosa de adentro hacia afuera, hermosa por su gente y la gente que hacemos a la universidad. Hace tiempo, cuando la universidad cumplió setentaicinco años, tuve la oportunidad de formar parte de un proyecto hermoso, entrevistar al mismo número de personas, personas que han hecho o se han hecho en esta casa de estudios…
…lo único que tengo que decir es que conocí a gente bien valiosa, colegas, trabajadores, empleados, de servicios generales, secretariales, profesorado, en fin, talento puro, personas que dejan o han dejado su vida en pro de lo que lo que ha sido su pasión y su pasión la han llevado a que la Universidad de Colima sea lo que es hoy en día a ochentaicuatro años de su fundación…
Enhorabuena para la Universidad de Colima y enhorabuena para el rector Christian Torres Ortiz Zermeño y enhorabuena para los casi cuatro mil trabajadores y los más de treinta, treintaicinco mil estudiantes que tiene esta gran institución, espero haber sacado bien estas últimas cuentas, yo que soy un hombre de letras más que de números.
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