¿Claudia es Claudia?
Por: Carlos Aguirre
Falta 1 día para el cambio en la presidencia de nuestro país; deja el cargo uno de los presidentes más controvertidos que hayamos tenido y entra la Señora Claudia Sheinbaum Pardo.
Sin duda una gran responsabilidad la que tiene a cuestas la doctora, al enarbolar la bandera de las causas de las mujeres todas. Nunca en la historia de nuestro país una mujer había tenido responsabilidad más grande que esta. Si bien es cierto que los otros dos poderes ya habían tenido, o tienen, una mujer como presidenta.
Han pasado muchas cosas en nuestro país desde que en 1955 las mujeres mexicanas pudieron votar y al acudir por primera vez a las casillas pudieron votar para elegir a los diputados federales que integrarían XLIII Legislatura.
En 1952, Adolfo Ruiz Cortines prometió, cuando candidato a Presidente de la República, la ciudadanía sin restricciones para las mujeres y como consecuencia de ello en 1953 se reconoció el derecho al voto femenino. Años antes, el 12 de febrero de 1947, Miguel Alemán publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto de adición al artículo 115 constitucional para permitir la participación de las mujeres como votantes y como candidatas, pero solo en las elecciones municipales.
El camino que se ha recorrido no ha sido fácil y el próximo 1 de octubre de 2024, la historia consignará la toma de protesta de la primer mujer presidenta de México.
Se me vienen a la mente muchas preguntas ¿Pondrá su sello femenino, o feminista en la administración pública federal? ¿Marcará diferencia entre un gobierno encabezado por un hombre y el que ella, mujer, encabezará?
Eso no debería importar, pues ella será presidenta de y para todos los mexicanos, sin distingo alguno y mucho menos de sexo. Sin embargo, no tengo ninguna duda que se abre la oportunidad para aminorar las diferencias que aún queden entre hombres y mujeres, aunque sean pocas…o no tan pocas.
Una mujer al frente debe implicar mucho más que procurar que haya igual cantidad de hombres y mujeres en la titularidad de espacios públicos, esa es demagogia. Una mujer presidenta, es la gran oportunidad de gobernar sin distingos, de garantizar que todas las mujeres tengan en efecto las mismas oportunidades.
Al día de hoy, ha nombrado a los titulares de las secretarías de estado y de los principales organismos descentralizados, de Pemex y de CFE; incluso, se ha dado ya el relevo en los principales cargos de su partido, MORENA y llama mucho la atención que, sin buscarle mucho, se nota la mano de López Obrador en muchos de los cargos antes mencionados, principalmente en el partido en el que la presencia de AMLO es real y directa, a través de Andy, su hijo.
¿Claudia tendrá la libertad y el coraje de gobernar, o estará sometida al liderazgo del presidente que dejará el cargo con la popularidad más grande de que se tenga memoria? ¿Será Claudia en los hechos, la primera presidenta de México, o en lugar de ello, tendremos nuestra “Juanita” nacional?
Por lo pronto parece que AMLO tiene el control hasta de la lista de invitados a la ceremonia de toma de protesta presidencial de la primera presidenta de México.
Sin embargo, creo que la Señora Presidenta poco a poco marcará distancia con el pasado, e impondrá su propio estilo. A partir del martes próximo lo sabremos.
Que tengan un buen día.