Ciudad de México.- El Secretario de Seguridad Pública Federal, Omar García Harfuch,  presentó la estrategia de seguridad nacional para los próximos seis años bajo la autorización y liderazgo de Claudia Sheinbaum Pardo.

A pesar de que se había generado expectativa sobre posibles cambios, la estrategia propuesta resulta ser una continuación casi exacta de la implementada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador durante su mandato, lo que ha generado críticas y cuestionamientos.

Ejes de la estrategia: lo mismo, pero renovado

La estrategia de seguridad presentada por García Harfuch se centra en cuatro ejes principales, todos los cuales recuerdan la línea de acción seguida en el sexenio anterior:

Atención a las causas: El primer eje es la atención a las causas estructurales de la violencia. Según García Harfuch, se continuará con la política de reducir la pobreza y cerrar brechas de desigualdad para evitar el reclutamiento de jóvenes por grupos criminales. Esto implica un enfoque prioritario en las familias más vulnerables, algo que ya se intentó con la estrategia de «abrazos, no balazos» de López Obrador. Si bien esta política ha sido aplaudida en algunos sectores, también ha sido criticada por no generar resultados contundentes en la disminución de la violencia que terminó con 199 mil 621 homicidios, el sexenio más violento de la historia.

Consolidación de la Guardia Nacional: El segundo eje es el fortalecimiento de la Guardia Nacional dentro de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), garantizando su permanencia y operatividad. García Harfuch defendió que esto no implica la militarización del país, asegurando que se aprovechará el sistema educativo militar para formar a los elementos de la Guardia. No obstante, la inclusión de la Guardia Nacional bajo control militar ha sido una de las decisiones más controvertidas del gobierno anterior y continúa siendo motivo de debate.

Fortalecimiento de la inteligencia e investigación: El tercer eje se enfoca en la inteligencia y la investigación policial para anticiparse a los delitos, en lugar de reaccionar ante ellos. Harfuch anunció la creación de una subsecretaría de inteligencia e investigación policial, con el fin de usar recursos tecnológicos avanzados para identificar redes criminales. Este enfoque es similar al que se implementó en la Ciudad de México bajo la administración de Sheinbaum, como Jefe de Gobierno, donde se logró una significativa reducción de homicidios dolosos.

Coordinación entre instituciones: El cuarto eje subraya la importancia de una coordinación efectiva entre las diversas instituciones del gabinete de seguridad y las autoridades estatales. Según García Harfuch, la seguridad es una responsabilidad compartida y requiere una respuesta unificada. Como muestra de este enfoque, anunció una visita a Culiacán para supervisar tareas de seguridad, en conjunto con el gobernador de Sinaloa.

A pesar de las promesas de un enfoque renovado, esta estrategia no trae consigo innovaciones significativas. Los ejes mencionados, aunque bien estructurados, parecen ser una versión ampliada de las mismas políticas que se han implementado en los últimos seis años, con resultados mixtos.

La consolidación de la Guardia Nacional, en particular, ha sido una fuente de controversia. Para muchos críticos, la permanencia de este cuerpo bajo control militar representa una clara señal de militarización del país, a pesar de los esfuerzos del gobierno por negarlo. García Harfuch defendió la necesidad de la Guardia Nacional en zonas donde las policías locales no tienen capacidad de respuesta, pero las preocupaciones sobre los derechos humanos y la falta de un control civil efectivo persisten.

Además, el enfoque en la inteligencia y la creación de nuevas subsecretarías muestra una intención de mejorar la capacidad del gobierno para combatir al crimen organizado. Sin embargo, algunos expertos temen que la implementación de estas medidas tarde en generar resultados concretos, dado el nivel de penetración de las organizaciones criminales en diversas regiones del país.

La presentación de esta estrategia de seguridad nacional por parte de García Harfuch ha dejado en claro que la administración de Claudia Sheinbaum no busca romper con el legado de López Obrador en materia de seguridad, sino continuar por el mismo camino. Si bien se ha argumentado que esta continuidad es necesaria para consolidar avances, la persistente violencia en varias partes de México y el poder de fuego de los grupos criminales plantean dudas sobre la eficacia de seguir una estrategia que hasta ahora no ha logrado frenar de manera significativa la delincuencia y los homicidios.

Claudia Sheinbaum enfrentará el reto de demostrar que, a pesar de las similitudes, su gobierno puede dar resultados distintos en un contexto de creciente inseguridad y escepticismo social.

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