COLIMA.- En entrevista, Monseñor Gerardo Díaz Vázquez, obispo de la Diócesis de Colima, expresó su preocupación por la violencia creciente en la región y refirió las acciones que está tomando la Iglesia para hacerle frente. Con más de un año al frente de la diócesis, el obispo ha sido testigo de los desafíos que enfrentan las comunidades, especialmente en las colonias más afectadas por la violencia.

«Sí, ya tengo un año, un poco más de un año aquí en Colima; sí, darnos cuenta de que hay muchos generadores de violencia en muchos espacios. Y creo que la violencia la tenemos que atender integralmente, no podemos con acciones muy aisladas; necesitamos integrar muchas acciones que favorezcan la construcción de la paz y la reconstrucción del tejido social».

A través de iniciativas como la promoción de encuentros en las capillas de cada colonia, la Iglesia busca tejer una red de apoyo y crear vínculos de paz entre los habitantes.

El obispo destacó que, aunque las colonias como La Albarrada, Las Amarillas y El Mezcalito son conocidas por su alto índice de violencia, se están implementando programas de atención social, con misioneros dedicados de tiempo completo que vivirán en estas comunidades para monitorear y generar respuestas ante los problemas sociales.

«Queremos ver si nos vinculamos más con el gobierno, de los municipios y con el gobierno del estado, para seguir generando mejores condiciones de vida para la población».

Recordó que durante la jornada electoral se coordinó para conjuntar esfuerzos en favor de un ambiente de paz; sin embargo, esta organización se diluyó.

«Entonces creamos un consejo que tristemente se nos diluyó; estaba presente la seguridad pública, estaban presentes algunos organismos; se han ido diluyendo, pero ya con algunos presidentes municipales de los que tuvimos el encuentro, hemos estado platicando, concretamente con el de Villa de Álvarez, con el de aquí de Colima y el de Tecomán».

«Queremos que se vayan generando acciones con el municipio y la Iglesia, conjuntarnos para promover la paz, es necesario. Ojalá que pudiéramos bajar los índices de violencia que existen en las personas y en las familias, en las colonias».

«Mencionaba que la feligresía le decía que había temor, ¿siguen igual?», le cuestionó esta agencia informativa.

«Sí, la gente tiene miedo, incluso de hablar del tema; la gente lo habla, yo digo ‘sotto voce’, de una manera muy silenciosa porque tienen miedo de que escuche alguien, que luego tenga represalias contra ellos», comentó el Obispo de Colima.

Además, mencionó el creciente problema de las adicciones y explicó que la Iglesia está trabajando de la mano con centros de atención para canalizar a las personas afectadas y darles el seguimiento necesario.

El Obispo de Colima también abordó la cuestión de los robos en los templos, la desaparición de objetos como bocinas y alcancías, aspectos que sí se han registrado. Resaltó que ellos no han sido directamente afectados por la violencia organizada.

A pesar de los desafíos, el obispo es optimista sobre la posibilidad de continuar trabajando con las autoridades locales y estatales para mejorar la seguridad y las condiciones de vida de las personas más vulnerables. Mencionó que no es partidario de las marchas, pero sí de acciones concretas que resuelvan las problemáticas.

«No se trata solo de marchas, sino de acciones concretas que impacten positivamente en las familias y en los grupos más necesitados», expresó Monseñor Díaz Vázquez.

«Vamos a buscar a todos, no vamos a descansar; si hay deseos de colaboración, nosotros queremos sumarnos», expresó refiriéndose a las autoridades estatales.

Finalmente, invitó a los colimenses a unirse en un esfuerzo colectivo para promover la paz y fortalecer los lazos comunitarios durante las festividades de la región. “Que este sea un momento de encuentro, donde podamos descansar, convivir y fomentar vínculos fuertes entre nosotros”, expresó el obispo, pidiendo la bendición para el pueblo de Colima y deseando una celebración fructífera y pacífica.

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