Como sus demoledores derechazos, Cuba sintió en pleno rostro la muerte del boxeador Teófilo Stevenson, su campeón de todos los tiempos, cuyo féretro era escoltado este martes por coronas de flores de Fidel y Raúl Castro, y rodeado por decenas de amigos y admiradores.
Stevenson, de 60 años, triple campeón olímpico y mundial amateur, falleció la tarde del lunes en La Habana «víctima de una cardiopatía isquémica», según el reporte oficial, un contrasentido con la imagen de fuerza y salud que siempre exhibió.
«Su muerte deja un vacío incalculable en el seno del deporte revolucionario cubano, donde ahora se multiplicará como ejemplo de patriotismo, dignidad y apego a su pueblo», dijo un comunicado del Movimiento Deportivo, conformado por todas las entidades relacionadas con el deporte de la isla.
Considerado el mejor boxeador amateur de la historia, Stevenson reinó casi dos décadas en los pesos completos. Ganó los títulos olímpicos de Munich-1972, Montreal-1976 y Moscú-1980, y hubiese podido disputar el de Los Angeles-1984, pero Cuba no acudió por razones políticas.
Colgó los guantes tras ganar su tercera corona en el Mundial de Boxeo de Reno-1986, al noquear en el combate por el oro al estadounidense Alex García. Antes había ganado los títulos mundiales en La Habana-1974 y Belgrado-1978.
Su deceso tomó por sorpresa a los cubanos, pese a que hace cinco meses había sufrido una afección vascular que lo mantuvo varios días en la sala de cuidados intensivos de un hospital.
«Stevenson era una persona excepcional, que la naturaleza le dio valores muy importantes. El boxeo mundial pierde a uno de sus mayores exponentes», dijo el profesor Alcides Sagarra, padre de la escuela cubana de boxeo, bajo cuya dirección el equipo de la isla cosechó sus mejores triunfos.
Alto, espigado pese a ser un superpesado, el triple campeón olímpico y mundial se hizo amigo de su contrincante frustrado, el estadounidense Muhammad Ali (ex Cassius Clay), cuyo esperado choque en la década de los 70 nunca se realizó.
«Aquel posible enfrentamiento definiría, según los encargados de organizarlo, quién era el mejor pugilista del mundo en la máxima división», pero «las condiciones de aquel combate nunca llegaron a concretarse», recordó el portal Cubadebate.
Los potenciales rivales se convirtieron en amigos, y Stevenson visitó a Ali en Estados Unidos y fue su anfitrión en las visitas que cumplió la leyenda estadounidense, ya enfermo de Parkinson, a La Habana en 1996 y 1998, en misión humanitaria.
«Para todas las generaciones de deportistas cubanos, Stevenson es y seguirá siendo un símbolo, un ejemplo a seguir por su modestia, sencillez. Su pérdida es muy sentida y su figura insustituible y deja una huella de dolor muy profunda en el pueblo cubano», dijo la bicampeona mundial de 800 metros, Ana Fidelia Quirot, a una radio local.
‘Pirolo’ para sus amigos, y el «gigante de Delicias» (por el ingenio azucarero donde nació en el oriente cubano) para los narradores deportivos, celebró su primer combate a los 14 años y el último a los 34, dejando un impresionante récord 301 victorias y sólo 20 derrotas, dos de ellas a manos de su peor pesadilla, el ruso Igor Visotski, a quien nunca pudo vencer.
Hijo del inmigrante Teófilo Stevenson Pearson, oriundo de la isla antillana de San Vicente, y de la cubana Dolores Lawrence, el más grande boxeador cubano de todos los tiempos consolidó su fama al rechazar en 1972 una oferta de un millón de dólares por emigrar, lo que implicaba desertar de la isla, y pasar al profesionalismo.
«La tuve (la oferta), pero no estoy arrepentido», recordó años después y reiteró su respuesta de entonces: «no abandonaba a ocho millones de habitantes (entonces la población de Cuba) por un millón de dólares».
«Teófilo Stevenson merece el reconocimiento del pueblo cubano por su éxito deportivo derivado de su disciplina, de su consagración al deporte, de su valor, de su moral», dijo una vez Fidel Castro.
Al momento de su fallecimiento, era vicepresidente de la Federación Cubana de Boxeo. Su sepelio está programado para las 14H00 locales (18H00 GMT) de este martes en el Cementerio de Colón en La Habana.
El boxeador Teófilo Stevenson (i) ante el lider sudafricano Nelson Mandela (c) y cubano Fidel Castro en 1991. Cuba estpá de duelo por la muerte de su máximo deportista
Teófilo Stevenson acompaña al legendario boxeador Mohamed Alí en una visita a La Habana en 1996. Stevenson reinó casi dos décadas en los pesos completos. Ganó los títulos olímpicos de Munich-1972, Montreal-1976 y Moscú-1980, y hubiese podido disputar el de Los Angeles-1984, pero Cuba no acudió por razones políticas. {jathumbnail off}